Madrid me mata.
Desde mis tiempos de residente siempre me llamó la atención que médicos de familia de otras comunidades fueran más activos que los de la mía. Era una sensación subjetiva pero que me resultaba evidente al comparar como compañeros del País Vasco, Cataluña y otros lugares publicaban o tenían mayor actividad congresual o comunitaria que Madrid. Lo atribuía a lo cansado que es vivir en la capital, que deja poca energía para lo presuntamente secundario. Ahora sé que además del hecho de vivir en la ciudad mucho se debe a cómo se gobierna la misma.
La Comunidad de Madrid tiene el récord de ser una de las que menos invierte en Atención Primaria y lo lleva revalidando durante muchos años. Como sabe el trabajador de cualquier puesto cuya plantilla no esté bien dimensionada, lo normal es trabajar de más y en ciertas temporadas mucho más. Y así llevamos lustros con un nivel de stress que produce elevadas cotas de burnout y enfermedad profesional. Esta situación ha obligado a una gran mayoría de los facultativos a aprender a trabajar en condiciones de sobrecarga adaptándose en lo que podríamos denominar modo de supervivencia. Cuando este se activa se pasa a trabajar mucho más rápido, se asumen más visitas y se les da curso lo antes posible. De este modo el tiempo de anamnesis y exploración se minimiza y habitualmente se solicitan más pruebas diagnósticas y derivaciones a hospital. Si en lugar de 30 pacientes al día tengo 40, trabajaré más rápido, si tengo 50 o 60 lo haré muy parecido a los antiguos cupos de ambulatorio donde casi no miraban a la cara del paciente, no era posible, que pase el siguiente. El gran problema que tiene asumir de forma prolongada este modo de trabajo es que cuando las condiciones mejoran ya no se puede salir de él y se sigue trabajando rápido aunque ese día haya menos pacientes. Terminamos perdiendo todos, el paciente calidad, la sanidad eficiencia y el médico de familia ilusión y profesionalidad.
Esta situación ha sido y es consentida por los responsables de gerencia que se encogen de hombros ante el mantra, paciente que viene paciente que debe ser visto, sin que hayan implementado ni una sola medida que corrija la sobrecarga. Bueno, hay un plan para la gestión enfermera de la demanda que llevan años intentando aplicar sin ningún éxito dada la férrea resistencia de unas profesionales que se niegan a asumir la sobrecarga esgrimiendo el mantra: eso no es mi competencia (aunque no puedan negar que los pacientes sí lo sean).
Tras el Tsunami de la pandemia y las salvajes huelgas médicas posteriores parece que la pax romana madrileña en Atención Primaria se ha conseguido limitando el número de consultas diarias (agendas 30 +4) lo que ha aumentado la demora (como pasa en el resto de consultas médicas del sistema sanitario, administración del estado en general y servicios de cualquier tipo…), lesionando la longitudinalidad (todo acaba en urgencias) y enfadando a la población que se empieza a enterar de que su sanidad está con el agua al cuello.
El político madrileño tiene un dilema dado que uno de sus servicios estrella se deteriora irremisiblemente con el mosqueo evidente de los electores que empiezan a enterarse que la libertad de bajar los impuestos a los ricos les empieza a afectar directamente. Y dado que no hay dinero para incentivos ni mejoras poco se puede hacer más allá de marear la perdiz organizando mesas de trabajo, equipos de propuestas, libros blancos y demás. Por eso no me extrañaría que en lo próximos meses veamos como de forma sibilina tratan de lanzarnos los perros de la ciudadanía a los facultativos de primaria con argumentos tan manidos como lo bien pagados que estamos, lo bien que nos trata la Consejería o lo poco que nos gusta trabajar. Como decían nuestras abuelas, que Dios nos coja confesados.
Madrid is killing me.
Since my days as a resident, I’ve always noticed that family doctors from other regions were more active than those from mine. It was a subjective feeling, but one that seemed obvious to me when comparing how colleagues from the Basque Country, Catalonia, and other areas were publishing or had more involvement in conferences or community activities than those in Madrid. I attributed it to how exhausting it is to live in the capital, which leaves little energy for what is supposedly secondary. Now I know that in addition to the challenges of living in the city, much is due to how it is governed.
The Community of Madrid holds the record for being one of the regions that invests the least in Primary Care and has been consistently doing so for many years. As anyone working in an understaffed position knows, it’s normal to work extra hours, and during certain seasons, much more. For decades, we’ve been dealing with a level of stress that leads to high levels of burnout and occupational illness. This situation has forced the majority of practitioners to learn to work under overload conditions, adapting to what we could call survival mode. When this mode is activated, you start working much faster, taking on more appointments, and processing them as quickly as possible. This means the time for taking medical history and conducting examinations is minimised, and more diagnostic tests and referrals to hospitals are usually requested. If instead of 30 patients a day I have 40, I will work faster; if I have 50 or 60, I will do it much like the old outpatient quotas where doctors barely looked the patient in the face—it wasn’t possible—next patient, please. The big problem with adopting this way of working over a prolonged period is that when conditions improve, it’s no longer possible to escape from it, and you continue working quickly even if there are fewer patients that day. Everyone ends up losing: patients lose quality, the healthcare system loses efficiency, and the family doctor loses motivation and professionalism.
This situation has been and continues to be tolerated by the management who shrug their shoulders at the mantra, “every patient who comes must be seen,” without implementing a single measure to address the overload. Well, there is a plan for managing nurse demand that they’ve been trying to implement for years without any success due to the strong resistance from professionals who refuse to take on the overload, citing the mantra: “That’s not my responsibility” (although they cannot deny that the patients are).
After the pandemic tsunami and the subsequent savage medical strikes, it seems that the Roman peace in Madrid’s Primary Care has been achieved by limiting the number of daily appointments (30 +4 slots per schedule), which has increased waiting times (as happens with all other medical appointments in the healthcare system, state administration in general, and all types of services…), damaged continuity of care (everything ends up in A&E), and angered the public, who are beginning to realise that their healthcare system is in dire straits.
Madrid’s politicians face a dilemma as one of their flagship services is deteriorating irreversibly, with voters increasingly realising that the freedom to lower taxes for the wealthy is starting to affect them directly. And since there’s no money for incentives or improvements, little can be done beyond creating a smokescreen by organising working groups, proposal teams, white papers, and so on. That’s why I wouldn’t be surprised if in the coming months we see them subtly trying to turn the public against primary care doctors, with worn-out arguments such as how well-paid we are, how well we’re treated by the Health Department, or how little we like to work. As our grandmothers used to say, God help us.
马德里让我筋疲力尽。
自从我当住院医生以来,我就注意到其他地区的家庭医生比我们更积极。这是一种主观感受,但通过比较来自巴斯克、加泰罗尼亚和其他地方的同事们发表的文章或在会议和社区活动中的活跃度,这对我来说非常明显。而马德里的医生则要少得多。我曾将其归因于在首都生活的疲惫感,这让人们对所谓的次要事项失去了精力。现在我知道,除了城市生活的疲惫之外,这还与如何管理城市密切相关。
马德里自治区长期以来在初级保健的投资上一直位居全国最低,并且多年来不断刷新这一记录。任何从事人员配置不足的岗位的员工都知道,加班是常态,尤其在某些时期,加班的情况会更加严重。我们已经在这种压力下工作了许多年,这种高压力导致了严重的职业倦怠和职业病。这种情况迫使大多数医生学会在超负荷的情况下工作,适应所谓的“生存模式”。一旦进入这种模式,工作速度就会加快,接待更多的病人,并尽快完成。这种情况下,病史采集和体检的时间被压缩,通常会要求更多的诊断检查和转诊到医院。如果我每天接待的病人不是30个而是40个,我的工作速度会更快;如果是50个或60个,我的工作方式就会变得与以前门诊时的状况类似,几乎无法看病人的脸,因为根本没有时间,只能不断让下一个病人进来。长期接受这种工作方式的最大问题在于,即使工作条件改善了,我们也无法从中走出来,仍然会快速工作,即使那天病人较少。最终,我们所有人都会失去:患者失去了医疗质量,卫生系统失去了效率,而家庭医生则失去了热情和专业精神。
这种情况得到了管理层的默许,他们面对“来一个患者就必须接待一个患者”这一口号耸耸肩,却没有实施任何措施来缓解超负荷的状况。确实,有一个护士管理需求的计划,管理层多年来一直试图实施,但由于护士们坚决拒绝承担超负荷工作,并以“这不是我的职责”(尽管他们无法否认患者是他们的责任)为口号,计划一直未能成功。
在经历了疫情的冲击和随后的医生罢工后,马德里在初级保健领域的“罗马和平”似乎通过限制每日接诊数量(30+4的日程安排)得以实现,这增加了延误(这在整个卫生系统、国家行政管理以及各种服务中都是常见的现象),损害了医疗的连续性(所有问题最终都推到了急诊),并激怒了公众,公众开始意识到他们的医疗体系正处于危机之中。
马德里的政客们面临着一个两难局面,因为他们的明星服务之一正在不可避免地恶化,选民们显然已经开始意识到,降低富人税收的自由政策开始直接影响到他们。由于没有资金用于激励或改善,除了通过组织工作组、提案小组、白皮书等来转移注意力之外,几乎无能为力。因此,我不会感到惊讶,如果在接下来的几个月里,我们会看到他们试图通过一些陈旧的论点,例如我们薪酬丰厚、卫生部对我们待遇很好或者我们不喜欢工作等,悄悄地将公众的怒火引向初级保健医生。正如我们的祖母们所说,愿上帝保佑我们。