Revista Cultura y Ocio

Magia y artes arcanas en la antigua Roma (II)

Por Selva Del Olvido
Magia y artes arcanas en la antigua Roma (II)
En los últimos años de la República y en los comienzos de la etapa imperial vamos a ver como la influencia de los cultos orientales es cada vez mayor en la ciudad del Tíber. Esto no va a afectar sólo a la religión romana sino que también lo hará en campos tan cercanos a ésta como es el de las prácticas mágicas. A pesar de que la tendencia “racionalista” en torno a este asunto va a continuar en torno a figuras como la de Plinio el Viejo, la sociedad de la época va a aceptar estas prácticas como algo cotidiano y se va a empapar del misticismo oriental.
Vemos como se desarrolla, ya en plena etapa imperial, la fama de determinadas regiones del Imperio por la habilidad de sus habitantes para dichas prácticas. Claro ejemplo de ello es Tesalia, región en donde se inicia El asno de Oro de Apuleyo, cuyas hechiceras causaban un auténtico pavor entre las gentes de la época: “ las hechiceras mordisquean por todas partes la faz de los muertos, y los utilizan luego en sus artes mágicas”. Es, precisamente, este autor, Apuleyo, una de nuestras principales fuentes de información sobre las prácticas mágicas en Roma. A la archiconocida obra del Asno de Oro, hay que añadir su Apología, un discurso que pronunció ante un tribunal en defensa de las acusaciones que se hicieron contra él por su uso de la magia.
Magia y artes arcanas en la antigua Roma (II)
El miedo al uso de la magia negra continua, y la utilización del mal de ojo y el malleficium está a la orden del día. Conocemos numerosos juicios por el crimen de lesa majestad realizado durante la dinastía de los julio-claudios a personajes que utilizaron la magia para atentar contra el Emperador o la familia de éste.
Vemos como, además, adquiere un auge enorme el mercado de amuletos y objetos mágicos, destacando dentro de éste la venta de filtros amorosos, uno de los artículos más solicitados por las clases altas. También existían fórmulas de menor precio accesibles a las clases bajas pero su efectividad, supuestamente, era menor. El temor a este tipo de elixires era enorme, estando prohibidos por ley, ya que podían llegar a poner al hombre bajo el completo control de la mujer, lo que era visto como una aberración: “filtros tesalios con los que la mujer puede desquiciar la mente del marido y sacudirle el culo con la alpargata”.
Pero a pesar de lo repetitivo de las prohibiciones y de las persecuciones de este tipo de prácticas a lo largo del Imperio estas nunca fueron erradicadas y, de hecho, incrementaron su importancia en tiempos de crisis. Muchas de estas creencias son la base de algunas de las supersticiones que veremos ya en los inicios del período medieval

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