Revista Espiritualidad

Magia y Momentos

Por Av3ntura

Han pasado más de dos meses desde mi última publicación en el blog. Nunca había dejado pasar tanto tiempo entre dos posts y lo lamento, porque Sinaptando me ha dado mucho más de lo que yo hubiese esperado cuando decidí abrirlo. No se trata de falta de tiempo ni de falta de ideas, sino que mi atención se ha ido escapando por otros caminos que estoy descubriendo y que no dejan de sorprenderme.

Magia y Momentos

2022 ha sido un año un tanto controvertido para mí. Me han pasado cosas muy buenas, entre las que destaco la oportunidad de haber podido participar en dos antologías de relatos: El jardín de Eva y Letras de paz en tiempos de guerra. Pero también otras desagradables, relacionadas con la salud de varios miembros de mi familia. Dicen que nunca llueve a gusto de todos y, así, mientras unos celebran ver cumplidos sus objetivos o sus sueños, otros padecen lo indecible en su lucha contra enfermedades demasiado crueles o ven morir a quienes más quieren.

Magia y Momentos

La vida es así de imprevisible y de salvaje, premiándote y castigándote cuando menos te lo esperas.

Pero lo que más he disfrutado este año han sido las nuevas personas que he conocido por el camino de las letras: mis compañeras de las dos antologías y los que no pudieron participar en la segunda, los autores y autoras de Comunidad Tus Relatos, de Atrapad@sentre libros y participantes en los retos del blog El tintero de oro. Hay tantísimo talento en todas ellas...

En los últimos meses he leído a algunos de estos autores que, pese a llevar muchos años escribiendo, es justo ahora cuando están empezando a ver publicadas sus primeras obras. Tal es el caso de mi amiga Concha Mateo, con su maravillosa novela Miradas desde el puente. ¡Cuánto la disfruté! Y tengo pendiente de leer las dos obras de mi amiga Matilde Bello, Desde el salón de mi alma y Lucía Intuición. Matilde tiene un estilo muy personal, al que denomina prosa poética. Sus letras te acarician el alma y te cubren de paz. Su blog En voz baja es, en sí mismo, un espacio repleto de magia y sensibilidad.

Magia y Momentos

También he estado muy entretenida leyendo libros y novelas sobre historia medieval. Me fascinan los castillos y, de la pluma de Luis Zueco, estoy descubriendo un montón de cosas interesantes sobre algunos de ellos y sobre la historia de la Corona de Aragón. Desde hace años, suelo decir, medio en serio medio en broma, que el día que me jubile me matricularé en Historia. Me encanta indagar lo que se esconde bajo las piedras de mundos pasados, no porque los considere tiempos mejores, sino para entender por qué hemos llegado al punto en el que nos encontramos.

Magia y Momentos

Castillo de Quermançó- Vilajuïga- Alt Empordà


Los humanos nunca hemos dejado de caminar en círculo, levantando muros para acabar destruyéndolos, equivocándonos para seguir tropezando una y mil veces con nuestros peores defectos. Hemos evolucionado, llegando a ser capaces de proezas increíbles, pero también de recrear el peor de los infiernos en el que castigarnos y castigar a los demás.

Estos últimos días, lejos de empecinarme como otros años en no celebrar la Navidad, me he dejado llevar por la corriente y he sucumbido en encuentros de lo más cálidos y en conversaciones de lo más interesantes con personas a las que hacía demasiado tiempo que no veía. Siempre he detestado que sea un calendario el que nos marque cuándo debemos acordarnos de que queremos a las personas que nos rodean. Siempre he criticado que sólo nos acordemos de nuestra familia por Navidad y luego pasemos de ella todo el resto del año. Pero hace ya mucho tiempo que me di cuenta de que yo no puedo cambiar el mundo. Lo único que puedo hacer es cambiar yo. Y ese cambio de actitud acaba teniendo efectos mágicos sobre los demás, porque al percibirlo, ellos también cambian su actitud para conmigo.

Las personas somos espejos para las otras personas que nos rodean. Si salimos a la calle con cara de pocos amigos, no tardaremos en descubrir muestras de hostilidad tras cada esquina que doblemos. En cambio, si sonreímos y saludamos de forma amable a las personas con las que nos cruzamos, seguramente nos responderán de la misma manera. Para cosechar, primero hay que sembrar. Recibimos lo que damos y, para que nos respeten, primero hemos de respetar.

Hoy finaliza un año que me ha enseñado muchas cosas y me ha devuelto la ilusión por hacer muchas otras. La vida es tan mágica cuando aprendemos a fluir con ella... Una de las experiencias que más disfruto es la contemplación de las puestas de sol. Es como ser testigo de un milagro. Tantos colores concentrados en una sola imagen que cambian constantemente hasta fundirse con el mar. Otra que disfruté mucho el día de Navidad fue la que encontré en un campo junto a la carretera de Figueres a Llançà: en uno de sus márgenes habían florecido pequeños girasoles. ¡Girasoles en diciembre!

Magia y Momentos

Puesta de sol en Empuriabrava, en la desembocadura del río Muga.

Creo que cada día puede ser un día especial si nos proponemos que lo sea. Y este que comienza en unas pocas horas, puede ser nuestro año si nos dignamos a transitar por sus caminos con pasión, con ilusión, dejándonos sorprender y manteniendo los ojos bien abiertos para que no se nos pasen por alto los detalles que nos puedan acabar alegrando los días.

Yo no soy muy de hacer planes. De hecho, dejé de hacerlos cuando entendí que la vida había que vivirla, no planificarla. La ocasión para hacer o celebrar algo hay que crearla, nunca esperarla. Porque, en cualquier momento, la vida nos puede dejar fuera de cobertura y ¿luego qué?.

Por eso no caigo en el error de marcarme propósitos para el año nuevo. Mis propósitos siempre son a más corto plazo y obedecen a lo que me propongo hacer cada día. Trato de vivir aquí y ahora, porque la que fui ayer, ya no soy, y nadie me garantiza que mañana vaya a estar aquí.

Magia y Momentos

Hace años leí las memorias de Pablo Neruda, Confieso que he vivido. ¡Qué buen título!, pensé. Creo que desde entonces he tratado de vivir confiando en que el día que me vaya, ya sea dentro de muchos años o sea mañana mismo, pudiese yo afirmar lo mismo que él. De hecho, me siento muy satisfecha de lo que ha sido mi vida hasta hoy y no la cambiaría por ninguna otra. No envidio nada, ni le guardo rencor a nadie, ni tampoco me arrepiento de nada. Si he aprendido algo que merezca la pena ha sido, precisamente, gracias a los muchos errores que he cometido. Nada tendría sentido sin ellos.

No sé si mi próximo post se demorará sólo una semana o tardaré algo más de tiempo en publicarlo. Tengo muy claro que Sinaptandova a continuar porque el mundo bloguer me ha dado demasiado como para desaparecer de él así por las buenas, y no lo haré.

Os deseo a todos los que me leéis habitualmente y a los que lo hayáis hecho alguna vez que este nuevo año venga cargado de ilusión, de proyectos, de sueños... , pero sobre todo de MOMENTOS. Porque la vida son esos momentos que merece la pena recordar y, para recordar, es necesario que los grabemos con emoción.

No dejéis de sonreír, de llorar, de abrazar o de besar. No dejéis de emocionaros, porque las emociones son las grandes magas de la vida. Que su magia os ilumine y os permita seguir creyendo en vuestros sueños.

Estrella Pisa

Psicóloga col. 13749


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