Hace unos días reviví la magia de la noche parisina. Y no, no es que mi amor por París me haya hecho viajar de nuevo a la ciudad de la luz, sino que Woody Allen me la regaló en forma de película. 'Midnight in Paris', es una nueva joya del maestro neoyorquino, que sabe como nadie hacer de las ciudades dónde se desarrollan sus películas un personaje más de la historia.
De hecho, diría que la auténtica protagonista de esta película no es otra que la ciudad de París. Owen Wilson, y Marion Cotillard especialmente, están a la altura de la ciudad, pero es la belleza y la magia de París, las que hacen de la película algo especial. Ver las primeras imágenes del film, con esos rincones de la ciudad del amor, conocidos por todos, mientras unas delicadas notas de jazz suenan de fondo, es un placer para los sentidos.
En cuanto a la historia en sí, es de esas películas en las que merece la pena no saber nada del argumento. Yo me llevé una grata sorpresa gracias a ésto. Entré en el cine pensando que era una comedia romántica al uso, y bueno, en parte así es, pero nada más lejos de la verdadera grandeza del film. No diré más, porque la sorpesa de descubrir lo que pasa en París a medianoche, es de lo más espectacular de la película.
A mí personalmente, 'Midnight in Paris' me encantó. Woody Allen me tiene conquistado desde hace muchos años, y aunque no todos sus trabajos son de tan alto nivel, es de admirar que año tras año el prolífico director nos regale algo que merezca la pena. En definitiva, altamente recomendable. Salir del cine tras un montón de carcajadas, aún con la sonrisa en los labios, y el brillo en los ojos por la original y emotiva historia que acabas de ver, no lo consigue cualquiera.