Revista Opinión
Andalucía es la única comunidad autónoma con gobierno socialista, además con mayoría absoluta, además con el Presidente del partido en calidad de candidato, además de ser una región donde nunca ha gobernado otro partido que el PSOE. Tantas cuestiones, serían suficientes para que los resultados de las próximas elecciones fueran de por sí peligrosos. Si a ello le añadimos que el PSOE ha mostrado ante la sociedad en su 38º Congreso una organización atrincherada por los de siempre y que se resisten a abandonar la nave, la cosa más que mala está peor. Pensaba yo, estaba equivocado, que después de la lección de las últimas urnas, se haría una autocrítica y se decidiría cambiar de política y de personas, estas últimas también tienen ya que dar paso a otras que rompan con la imagen de políticos profesionales perpetuados en el sillón. Pués me equivoqué, parece ser que aquí no se va ni Dios, todos quieren mantenerse en el último montoncito de tierra que vaya quedando. Y la prueba más evidente son los nichos que van a quedar, quién se reparte lo que va a quedar, por eso en esta última semana en Andalucía se ha liado la que se ha liado para cerrar unas listas donde al final van los mismos, unos disfrazados de oficialistas y otros de renovadores, pero los mismos rockeros con sus mismas guitarras. Les importa nada el partido, solo les importa quedarse con el sueldo y las prebendas, Entiendo que esto a la gente le importa un pito, pero a mi, sobre todo, me importa que esto nos lleva a una indefensión desde la Izquierda, con una organización empobrecida, sin fuerza para nuevas propuestas. ¿Qué propuestas se podrán hacer en una campaña donde se presentan los mismos y con las mismas políticas? Ay, malditas listas, con la fácil que sería limitar los mandatos de estos políticos y que supieran lo que es sacar una oposición o enfrentarse al mercado de trabajo tal como está, algunos se jubilarán sin bajar del coche oficial ¡Ay, malditas listas!