Para el que no sabe de que hablamos cuando hablamos de microtransacciones dentro de un juego, diremos que no es más que la implementación de un sistema que, dentro del juego, permite adquirir distintos beneficios a cambio de invertir una cantidad de dinero real determinada. ¿Qué por qué tendría alguien ganas de cambiar euros por cosas ficticias? Pues yo que se, tampoco os creáis que acabo de entenderlo mucho.
El caso es que si cada vez más empresas optan por este modelo de negocio, es que el rio lleva agua, y probablemente mogollón de ella. Todos podremos citar así de memorieta algún juego Online de estos que llaman Free to Play que al final salen más caros que un juego al uso, pero que de entrada son gratis. Vamos, como la primera dosis del camello. Luego ya irás tu a por ella si quieres. Pero ya pagando.
La novedad esta vez es introducir este
Ojalá fuera un montaje.
Lo que no acabo de entender es esa falta de escrúpulos y de respeto por su propia obra, y su capacidad cuasi ilimitada para monetizar todo el esfuerzo creativo que supone crear un buen juego. Quizá es que en el mundo de los videojuegos ya estamos acostumbrados a todo esto y tampoco nos llama la atención, pero si lo extrapolamos a otros medios que suelen respetarse un poquito más, igual nos damos cuenta de la burrada que supone esta medida en un juego cuya experiencia está pensada para un jugador, con su historia, su trama y, en definitiva, sus movidas:Imaginaos que estáis viendo Mad Men. El bueno de Don Draper con cara seria, pensando muy fuerte en esa frase mágica que le hará ganar el contrato millonario que supone la publicidad de Lucky Strike a nivel nacional. Llaman a la puerta, esta se abre, y aparece Joan Harris (Christina Hendricks) para recordar a nuestro protagonista que tiene una reunión en cinco minutos. De repente aparece un cartelito tímidamente en la parte inferior de nuestra pantalla con la siguiente oferta: ¿Quieres que Christina Hendricks aparezca sin ropa durante la siguiente escena? ¡¡Descubre lo que hay debajo de ese vestido por sólo 9,99 €!!
Vale si, en este caso lanzaría mi dinero contra la pantalla del televisor, pero creo que se capta la esencia del mensaje aunque lleve pechos implícitos. Si la buena de Joan aparece desnuda, sin venir a cuento, rompe la ambientación, se carga al personaje y hace que la serie sea algo peor. Si claro, HBO sacaría dinero como para comprar el planeta entero, pero a costa de coger su integridad artística y su reputación y tirarla por el retrete. Temo que con los videojuegos pase lo mismo.
¿Cómo no aprovecharse de las microtransacciones una vez has abierto la caja de Pandora? Han insistido en que será contenido completamente accesorio y que no influirá en la experiencia de juego, pero me cuesta imaginar que la gente pague por algo así, aunque ya tenemos unos cuantos antecedentes majos con el tema DLC. Al final se tiende a mejorar tu oferta, y a desarrollar cosas interesantes para que el usuario pague una vez está dentro del juego. Y amigos, por ahí ya si que no. Tenemos ya menos derechos que los propietarios de una película o un disco, y encima quieren cobrarnos por cosas dentro de algo que ya hemos pagado. Hasta ahí podríamos llegar.
Pero bueno, que uno se pone a quejarse, lo pone en Internet, y luego te muestran las cifras de, yo que se, los vestiditos de Street Fighter IV y te llevas un ostiazo de realidad a rodabrazo. Se venden. Y mucho. Y al final el consumidor manda, para bien o para mal. Supongo que los responsables de esta nueva política de EA han hecho sus cuentas en sus excels y han mostrado sus gráficos en las salas de reuniones y les rentable el tema aun a sabiendas de que mucha gente va a poner el grito en el cielo. Porque ya sabéis que aunque la percepción es que el jugador medio es un tipo responsable, que compra, evita abusos y actúa con cabeza, la realidad es que hay un montón de gente que actúa por impulso y accede a este tipo de prácticas sin pensárselo medio segundo. Así que si la industria gira hacia esto, habrá que resignarse porque, por desgracia, otros han decidido que sea así. Eso si, conmigo, que no cuenten.