Malditos Bastardos

Cuando fui a ver Inglorious Bastards (Malditos Bastardos) esperaba ver una película de Tarantino con los rasgos particulares de su cine que le han convertido en un director único, pero para mi sorpresa, me encontré con algo bastante diferente.
Seguramente la mayoría de los espectadores que vayan a ver esta película esperaran encontrarse un espectáculo de sangre y violencia gratuita, pues no, no hay nada de violencia gratuita, apenas alguna escena de corte de cabelleras, pero ésta falta de sangre y vísceras no es un defecto ni mucho menos, a no ser que lo único que te guste del cine de Tarantino sea su violencia.
La película está dividida en capítulos, al estilo de Kill Bill y Pulp Fiction, no se si Tarantino hará esto por gusto o porque no tiene recursos suficientes para enlazar las historias en el guión, sea como sea, la división en capítulos funcionaba algo mejor en las dos anteriores películas. Sin embargo esta división ayuda a distinguir cuáles son las mejores partes y las más flojas, porque la película es bastante irregular gozando de momentos bastante buenos y algunos otros bastante flojillos.
Malditos Bastardos consiste básicamente en largas conversaciones que normalmente no llevan a ninguna parte y acaban en tiroteo, a mi no me aburrieron las conversaciones, pero no llegan a estar a la altura de los míticos diálogos Tarantinianos de Pulp Fiction o Reservoir Dogs.
Yo destacaría el comienzo de la película en la granja como un comienzo muy digno y unas actuaciones muy buenas y la escena casi final del cine, que no voy a revelar para no spoilear, pero que visualmente es una gozada y creo que tiene mucha fuerza. El resto tiene sus altibajos, los “Bastardos” que dan título a la película no me entusiasmaron, tal vez porque su historia es la menos desarrollada.
Aunque tiene muchos defectos, en general no se la puede calificar como una mala película, yo sólo la llamaría “irregular” y menos Tarantiniana de lo esperado.