Que nos vamos a Maldivas no es ningún secreto, nos delata el contador de la cabecera, tampoco es un secreto con quién nos vamos, ni dónde vamos a vivir durante diez días, pero hoy os contamos un poco más sobre nuestro viaje, la ruta elegida y el porque nos hemos decantado por submaldivas.
La ruta que vamos a hacer la próxima Semana Santa es la de los cuatro atolones, similar a la que hicimos en 2012, pero que nuestra compañera de aventuras Cristina no ha tenido aún la suerte de conocer. Esta ruta es la más completa que se puede hacer en Maldivas, porque en ella se reúne toda la diversidad que podemos encontrar en este archipiélago, desde los grandes pelágicos hasta las más variadas especies que se concentran en los arrecifes. Queríamos acción, una semana de emociones fuertes y bichos grandes, una semana especial y de celebración para nosotros, y el rojo, lo seguiremos teniendo ahí para los meses de verano. ¿Quieres conocer porque nos hemos decantado por esta opción? Pulsa para leer el artículo completo y ver un vídeo resumen que te pondrá la piel de gallina.
Además, esta es la ruta perfecta para realizar en cualquier momento del año, porque independientemente del monzón, es casi segura la visión del tiburón ballena y las mantas, y al hacerla a mediados de temporada no tendremos corrientes muy muy fuertes. En Maldivas existen dos monzones, el seco, que va de noviembre a abril y el húmedo, entre mayo y octubre. En cualquier caso, es un clima tropical y el sol está garantizado en ambas.
Durante los siete días que dura el crucero se realizan alrededor de dieciocho inmersiones en los cuatro principales puntos de buceo, y lo que más nos llamo la atención a la hora de decantarnos por esta opción, la posibilidad de realizar tres nocturnas diferentes, Maaya Thila, Bahía de la Mantas y Alimathaa, lo que viene a ser, bucear con mantas de día y de noche ;). (En nuestro viaje anterior sólo hicimos una en una Thila con crías de tiburón)
Bucearemos en Thilas, grandes montañas bajo el mar que encontramos a partir de seis metros de profundidad y un máximo de treinta o cuarenta. En guiris son el mismo tipo de formaciones, pero se acercan más a la superficie, llegando hasta solo tres metros. Y los Farus, que sobresalen del mar independientemente de la marea. La característica común a todas ellas es que podemos disfrutar de unos fondos tapizados de coral repletos de vida.
Otro tipo de inmersiones del que disfrutamos durante el vida a bordo en los cuatro atolones son los famosos Kandus, canal en la lengua maldiva. Para muchos, es el buceo estrella del crucero. Se desarrolla en el espacio que queda entre dos islas, donde las corrientes del océano se cuelan dentro del atolón, permitiendo la entrada de los grandes pelágicos. En ellas se puede disfrutar de cerca de la visión de tiburones grises, puntas blancas, carángidos y rayas águila.
Durante las próximas semanas conoceremos más en profundidad los atolones, así como las características de cada una de las inmersiones que podremos realizar, entre ellas las nocturnas.
Nos hace mucha ilusión volver, no sólo por si encontraramos nuestro flash… sino porque nos da la posibilidad de disfrutar mejor del viaje, ya que no somos tan novatos como en 2012 y tenemos la oportunidad de recuperar todo el material que perdimos de nuestro anterior viaje, esta vez mejor equipados y con más ganas que nunca. Un saludo ;)