Revista Opinión

Mali, en guerra

Publicado el 15 enero 2013 por Piniella

Mali o cuando la guerra no es lo que era

Arreglar los conflictos a trancazos es tan antiguo como la Humanidad, la justificación de esta violencia solía ser por razones de supervivencia, más tarde la riqueza y la mejor vida a costa del otro creó un sistema de negociación de intereses basado en la fuerza y no en la razón. La tecnología al servicio de estos intereses fue complicando la historia de las guerras hasta el punto que un conflicto global podría hoy llegar a la propia desaparición de la especie en la Tierra.

Quizás por eso, desde finales del siglo XX, y sobre todo en los años que llevamos del nuevo siglo, ha surgido un nuevo tipo de guerra donde normalmente los protagonistas juegan al ajedrez en otro escenario diferente al suyo, las naciones dejan de tener peso sobre poderes multinacionales que deciden qué ficha hay que mover para que los negocios sigan su curso. Con la excusa de la ayuda a los pueblos y el pretexto de los Derechos Humanos se quitan gobiernos molestos por otros más afines. Jamás se intervinieron Dictaduras afines como las de Pinochet o Videla, o cuando el General de turno permite las bases militares o sirve de tapón a otros países potencialmente peligrosos, como ocurre con Marruecos. Igualmente el Derecho Internacional se utiliza como ley del embudo, solo cuando interesa se aplican unos u otros preceptos. Nada se ha movido en conflictos donde no hay petróleo o intereses estratégicos como pasa con los pobres saharauis. Las corporaciones privadas deciden la política exterior, la nueva guerra, que para colmo empieza a privatizarse como ocurrió ya con las intervenciones militares en Irak, con ejércitos mercenarios fuera del control estrictamente militar. ¿Y qué pasa en Mali? un país con fronteras trazadas con tiralíneas en un despacho, como tantos otros territorios mal descolonizados por Francia o Inglaterra.

Nadie intervendría en este país si no fuera por el papel estratégico de su vecino Niger donde se produce el Uranio que tanto necesitan los franceses para su potente Energía Nuclear y que China intenta liderar como nueva potencia colonial en el continente. Detrás de todas las intervenciones en estos países están intereses comerciales, el terrorismo islamista es un pretexto para la ocupación militar, como ocurrió en Afganistán, y los pobres africanos implicados en el conflicto, sin comerlo ni beberlo, verán como arrasan el país los "salvadores" del orden mundial. Pasó en Irak, un país ahora prácticamente destruido. Ya veremos como termina Libia, otro ejemplo de intervención descarada, o ya vemos cómo ha evolucionado Egipto. Y es que las guerras ya no son lo que eran, que diría un castizo. Por cierto cómo nos comen el coco los medios de comunicación, jajajaja....


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