
Lo he dicho no pocas veces: hay otra Mallorca por descubrir, más allá de las aglomeraciones, de las moles de cemento y de la destrucción de parajes naturales. Hay una Mallorca casi virgen en el Noreste de la isla (la foto, desde la ermita de Betlem hacia el Cap Ferrutx) y no pocas playas y calas de gran interés, en casi todos sus flancos litorales. Hay otra Mallorca por descubrir: la del interior, la rural, que mima su lenguaje, las relaciones entre las personas, los productos de su tierra y del mar, el conocimiento y respeto hacia los animales del entorno. Hay otra Mallorca por descubrir, en efecto: la de las personas y la relación con sus lugares. Aunque no podamos sentirnos como pertenecientes a ese ambiente, poder pasar unos días allí ayuda no poco a ver las cosas de otra forma el resto del año: a verlas con un ritmo más pausado, más de escala humana, más adaptado a aquello que cada estación te pide. Para allá que nos vamos, pues, y si hacemos algún descubrimiento de esos que no sea íntimo, ¡prometo explicarlo!
