Hace unos años, cuando se presentó en Pinto, hacía poco que había sido declarada artista revelación. Con el bagaje familiar que presentaba y el apadrinamiento de Alejandro Sanz, parecía una enchufada más, y si tenemos en cuenta que por aquel entonces se movía más bien poco, el concierto no fue nada del otro mundo, y yo mismo no me quedé hasta el final.
Pero el tiempo ha demostrado que si pensábamos así, estábamos muy equivocados. La chica ha hecho una buena carrera con unos cuantos buenos discos y temas muy conocidos, alcanzando puestos significativos en las listas de éxitos y ventas. Y unos años después, la vida la ha vuelto a traer al escenario del Auditorio del Parque Juan Carlos I, y en lugar de traernos a esa hija de Pepe de Lucía y apadrinada por Alejandro Sanz, nos ha traido a una artista consagrada, madura y a la que da gusto ver sobre un escenario.
He llegado a las 21,50 y el Auditorio estaba casi lleno. Al comenzar el concierto sobre las 22,00, casi no cabía un alfiler en la zona de las gradas. Me he quedado abajo, entre los fans, mirando a un lado y a otro y diciéndome a mí mismo que entre todo ese montón de veinteañeros no pintaba nada, pero a veces me gusta hacerlo, porque los conciertos se viven mejor ahí que sentado a treinta metros y en la fila quince. Además, quería hacer alguna foto decente con mi vieja HP Photosmart N627 que hoy jubilaba para conciertos, porque es imposible sacar una buena foto, ni de cerca ni de lejos. La seguiré utilizando para cosas más sencillas, pero desde ayer tengo una Nikon D3000 que espero controlar cuanto antes para tratar de hacer fotos decentes en los conciertos y poder subirlas a internet. El caso es que abajo todo se ve y se escucha mejor, y se siente mejor también. La gente se sabe y canta todas las canciones, piropea a la artista y vive esos momentos con una intensidad que ni por asomo se puede vivir en las gradas.
Ha sido hora y media de espectáculo potente, de calidad, dirigida por la privilegiada voz de Malú, y completada por unos músicos que saben hacer su trabajo. Ha hecho un recorrido por las canciones más significativas de su carrera, aumentando el nivel y la intensidad progresivamente hasta los bises. Es lo clásico en un concierto, ya lo sé, pero no todos consiguen mantener y aumentar el interés del espectador hasta la última nota. Ha interaccionado con el público, y aunque tal vez carece de la simpatía de los chicos de Efecto Mariposa, sí tiene esa aureola de gran artista que hace que la gente se enganche a ella. En definitiva, un muy buen concierto el de esta noche.
Siento lo apresurado de la crónica, pero aunque estoy de vacaciones, mañana tengo que ir al trabajo a hacer ciertas gestiones que nadie puede hacer por mí y me tengo que levantar a las 5,15. Mañana más...
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