Mamá Evita

Mujer que supiste nacer flores de plata en tus manos,
no fuiste instrumento de Perón,
él solo avivó el fuego eterno
Que adentro te quemaba viva.
Nadie podía dominar tanta pasión.
Mujer justiciera que sacaste a patadas del templo
a mercaderes de mentecatas ideologías,
¿de qué sirven los dogmas sin corazón?
Mujer que en misión a una Europa destruida
soñaste un mundo mejor,
que viste en el Escorial un palacio para tus grasitas
¡y que Franco se vaya a llorar con su propia oligarquía!
¡Santa María!, madre de parias
Y huérfanos de patria, será justicia
Después de todo, ¿de qué divina costilla
has salido? Eva, Evita, ¡nuestra Evita!
María Eva Duarte, hiciste de tu amor un arte
Eterno,
como tu fuego ardiente
que vive en las gargantas del Pueblo
que no busca venganza
sino dignidad, pan, trabajo
y el descanso de los justos.
Evita, cuando tus descamisadas
comiencen a imitarte
robándole el fuego a Prometeo
y dejen de lado el egoísmo y la soberbia masculina
y le hagan frente a la Cruz y a la Espada
dejarán de ser las 20 y 25
Y el reloj de la Historia empezará a marchar…