La intensidad con la que se iba a vivir el duelo más trascendente de la primera rueda quedó clara desde el vamos: 2 faltas cometidas en los primeros 60 segundos y otras dos antes de llegar al minuto 3, daban la pauta de que nadie iba a regalar ni un centímetro. Esa intensidad, y una sensación electrizante de que algo estaba por pasar en todo momento, se mantuvieron hasta el final. En un clásico que tuvo de todo, Manchester United derrotó 3-2 como visitante al City, y estiró a seis unidades la ventaja que ostenta sobre su vencido en la cima de la tabla de posiciones de la Premier League.
Los roles estratégicos estuvieron claros desde el comienzo del partido. El local contaba con el control de la pelota y buscaba prevalecer ante la incesante presión de su rival, que esperaba agazapado y buscaba salir de contraataque. Ese objetivo se vio cristalizado a los 15 minutos, cuando Robin Van Persie bajó de pecho una pelota, cuando Ashley Young desacomodó a la defensa y cuando Wayne Rooney definió cruzado de forma inesperada, para poner el 1-0.
Los dirigidos por Roberto Mancini siguieron avanzando, pero cada vez más desordenados, tal vez psicológicamente impactados por la desventaja. Tanto es así que la opción más clara fue un arresto individual de Sergio Agüero, generado más por empuje que por gestación. Para peor, cuando el United avanzó nuevamente, volvió a lastimar: a los 28′, Rafael llegó hasta el fondo, tocó atrás para Rooney, quien puso el 2-0 y tiñó el ambiente con una percepción de que el encuentro estaba liquidado.
Sin embargo, en el complemento cambió el desarrollo del juego, porque se modificó el termómetro anímico de la contienda. ¿Cómo? A los 5 minutos ingresó Carlitos Tévez, que con sus ganas contagió a los compañeros y les dio esperanzas de alcanzar la igualdad, que parecía impensada hasta ese momento. El momento clave fue cuando las agujas marcaban el cuarto de hora de la segunda mitad…
Zabaleta marca el empate, que finalmente no alcanzó (via The Guardian)
Tras un sensacional remate de Van Persie, Young capturó el rebote del poste y mandó la pelota al fondo de la red, pero la jugada fue anulada por un offside que no era, pero que resultaba imposible de apreciar por la dinámica de la jugada. En la siguiente acción, Yaya Touré puso el descuento tras una corajeada de Tévez. Después de perderse un par de goles, el City consumó el milagro: faltando 5 minutos, Pablo Zabaleta recibió en soledad a la salida de un córner y estampó el 2-2.
La mitad celeste de la ciudad estaba festejando el empate y parecía envalentonado a ir por más, pero el destino tenía preparado un giro más para un derbi infartante: en el segundo minuto de descuento, Van Persie ejecutó un tiro libre que se desvió en la barrera y se transformó en el 3-2 definitivo. Locura para los diablos rojos, profunda desazón para los ciudadanos, 6 puntos de ventaja que serán difíciles de remontar pese a que falta mucho, y un sinfín de emociones que no se apagarán por unos cuantos días. Intensidad, que le dicen…