Norrel Robertson (El escocés Volante) nos tiene acostumbrados a los buenos vinos. Pero nunca sus productos son de los sencillos y facilones. Es de los tipos que constantemente apuestan fuerte en todo lo que ofrecen al público y nunca a nadie dejan indiferente. Pero siempre dan la talla y en general lo que entregan sus vinos es mucho más que lo que pide a cambio por ellos.
Esta vez viene con una nueva apuesta, MANDA HUEVOS, revolucionaria en todo sentido. Desde su concepción (vinos de parcela) a su concreción y puesta en escena. Nombre atrevido y etiqueta desenfadada. En este caso, el tinto añada 2014 - porque también hay un blanco- lo elabora con mezcla de cepas varias, tintas en su mayoría y alguna blanca también. El origen son dos parcelas de viñedos con el mismo nombre (Caña Andrea). Uno plantado en 1908 con un potpurrí de variedades donde el 85% es Garnacha Tinta Fina y el resto mezcla de Bobal, Moristel y Garnacha Blanca. La otra parte más baja de la parcela, fue plantada en el año 1970 y tiene 100% Garnacha Tinta Fina.
Fermentación en tinas abiertas, casi sin intervención, solo bazuqueos. Levaduras indígenas y fermentación espontánea. Para su crianza, pasa 10 meses sobre sus lías dentro de Huevos de Concreto de 900 litros.
El resultado es puro viñedo y uva. Un capricho personal que se dio el gusto de hacer y que algunos tendrán el placer de degustar – la producción no es muy grande-. No es para todos los públicos, claro está. Pero ninguno de sus vinos es para todos los públicos.
Rojo rubí, brillante de capa media baja. Nariz espléndida, profundamente mineral (tiza, humo de pólvora), aromas de flores y frutos negros. Al rato de abierto sorprende con notas de pimiento morrón y un exquisito fondo cítrico como de pomelo. Boca de ataque intenso, explosivo, con mucha frescura y verticalidad, franco en todo su recorrido y aparecen notas de especias que no encontré en nariz. Aún está un poquito duro, apenas, pero a pesar de su juventud ya está totalmente disfrutable. Pero el premio, para los que tengan paciencia, es que en unos años será una joya.
Como decía más arriba, es puro terruño. Un vino para no dejar pasar, tanto los amantes de los vinos a contracorriente (como en mi caso), como para los menos arriesgados, porque existe otro mundo, en el del vino, al que creo deben comenzar a asomarse.
Su precio sugerido es de 20 €. Para mí un dinero muy bien invertido, tanto por propuesta como por resultado. Entenderé también a quien me diga que le parece caro. Aquí, como dijo el Nano Serrat, cada loco con su tema. Ya me cuentan.
Buena vida y buenos vinos,
Salute. Rumbovino.
6 años difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable.