¡Seguimos en el mes del amor en Chocobuda!
El 14 de febrero es una fecha que por muchas razones decidimos dedicar al amor de pareja y a la amistad. En general es una fecha feliz o que pasa con agrado, pero existen muchos que deciden odiar el día debido a que no han podido manejar un corazón roto.
Esto provoca todo tipo de pensamientos de sufrimiento. Tratamos de olvidar y de sentirnos mejor rechazando todo lo que tenga que ver con el romance, pero al final somos personas que no tienen idea de cómo salir adelante de una ruptura sentimental. De igual forma nos sentimos heridos cuando nuestras expectativas no son cubiertas por los demás.
Encima de todo, la cultura de consumo nos ha implantado la idea de que el corazón roto siempre es responsabilidad del medio ambiente y de otras personas. Así que nos provee de material audiovisual que apuntala la miseria y el apego. ¿El resultado? Sufrimiento imparable.
No existe un manual de usuario para el amor. Cada uno de nosotros lo vive de manera distinta. Sin embargo, el budismo nos da herramientas para tomar el control de nuestros sentimientos y abrir la mente al hecho de que:
Nunca te han roto el corazón. Te lo has roto tú, siempre.
Pero Chocobuda, él/ella/eso me traicionó. Es su culpa porque me dejó enamorarme y luego me lastimó.
No. Es tu culpa por no ser responsable de tus sentimientos y de tu cuerpomente. Aquí comparto una pequeña lista de formas inusuales que el budismo nos marca para el manejo de un corazón roto.
Gana el control de tus pensamientos
Casi todo lo que la mente humana produce es chatarra. Existen pensamientos que nos sirven, como el dedicarnos a cuidar la mente, cultivar el arte, trabajar de manera honesta o ser dedicados en la familia. Pero los pensamientos no son la realidad, son sólo tu interpretación de la misma. Es decir, la manera que ves el mundo es solo una ficción.
Y todas tus expectativas y esperanzas sobre una relación son solo chatarra. Tienes el corazón roto porque la vida no siguió el guión que escribiste en tu mente.
Si tomas la meditación como una disciplina y hábito en tu día, poco a poco podrás dejar ir lo que te lastima y ver todas tus relaciones con ojos frescos.
Mira el dolor como aprendizaje
La Señora Impermanencia siempre se encarga de enseñarnos que nada es para siempre. Y cuando se mete con el corazón, nos deja muy golpeados porque el ego es lo primero que sufre. Sin embargo, todas las despedidas, todas las rupturas son solo el nacimiento de una nueva etapa de tu vida. Todas las etapas tienen aprendizaje y crecimiento, es cuestión de entenderlo.
Practica generosidad
Cuando tenemos roto el corazón es muy fácil encerrarnos en nosotros mismos y cancelar la inteligencia. Tomamos las peores decisiones y solo apuntalamos el ego porque hacemos lo posible para extender el sufrimiento. “Pa’que duela”, dicen en México.
El sufrimiento nos vuelve estúpidos y no vemos con claridad. El budismo nos presenta una medicina maravillosa para esto: la generosidad. Si en lugar de quedarte mirando películas tristes o escuchando basura manipuladora, sales y ayudas a los demás, aumentas tus posibilidades de salir adelante más rápido.
La generosidad siempre funciona y es la semilla de la felicidad pura. Esto es debido a que por un momento te bajas de tu banco de ego y de ocupas de satisfacer las necesidades de otros. Así el corazón se abre al hecho básico de que todos los seres vivos podemos sufrir y tu sufrimiento no es el único.
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Nuestra experiencia humana es maravillosa y cuando la pasamos en el lado del amor, es aun mejor. Vale la pena siempre ser lo más ecuánimes posible, para así tener relaciones más sanas y duraderas.
Y todo comienza con unos minutos de atención plena.