La tercera ópera de Puccini fue todo un desafío ante los tibios aplausos recibidos por Le Villi y Edgar. En efecto, varios años antes Massenet compuso ya una ópera sobre la controvertida novela del Abate Prevost y dicha obra tuvo mucho éxito. Intentaron disuadir a Puccini pero éste se mantuvo en la idea y es célebre lo que el maestro expresó a su respecto: “Massenet sintió el drama como francés, con polvos de tocador y minuetos. Yo, en cambio, lo siento como italiano, con una pasión desesperada”.
Puccini tuvo un éxito inmenso con ésta ópera que superó a la de Massenet.
Puccini y todo su andamiaje de bellísimas melodías, pasiones y grandes escenas de amor. Cabe decir, que la obra de Puccini se extiende en el último acto a la conclusión de la novela en América, cosa que no sucede en la Manon de Massenet.
Yo leí la obra de Prevost y en la misma el rol de Lescaut, hermano de Manon, es muy cruel y duro. De hecho vendría a ser como el proxeneta de su propia hermana. Manon es una mujer de gran belleza que le hace perder la cabeza al caballero Des Grieux. Una trama similar a La Dama de las Camelias, pero más realista. En efecto, Manon es vanidosa, con poco seso, muy hermosa pero muy interesada por el lujo, el dinero y el confort. Sería el equivalente actual a una amante de lujo o acompañante escort.
Aquí comparto la versión grabada con Luciano Pavarotti y Mirella Freni, dirigidos por el maestro James Levine. Va con libreto bilingüe y argumento.
“Oh, tentratice!”
Bajala desde aquí.