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"Mantícora", Robertson Davies (1972)

Publicado el 27 agosto 2009 por Joaquinvarela
A mí me gusta leer porque me produce placer. Placer cuando puedo identificame con una historia y placer cuando puedo disfrutar de la belleza de la escritura.
Por eso, si padecen com yo este este mal, les recomiendo a Robertson Davies: entrar en uno de sus libros es recuperar el goce de leer: la intensidad de la historia, la profundidad de las reflexiones, la erudición sin pedantería. Hacía tiempo que no encontraba un conjunto de historias humanas tan gozosamente bien enlazadas y descritas.
Mantícora es el segundo de los libros de la Trilogía de Deptford, que sigue a El quinto en discordia, que reseñaba ahí atrás. Es verdad que puede leerse aisladamente y seguiría siendo una buena obra, pero es dentro de la trilogía como encuentra todo su sentido. Una mirada desde otra óptica a algunos hechos y personajes que aparecían en el primer libro.
Una mantícora, creo que esto puedo anticiparlo, es un animal mitológico con cuerpo de león, cabeza de hombre y un aguijón en la cola. Mito, que tiene mucho que ver con esta trilogía. Y que tiene que ver mucho también con los sueños, que juegan un papel muy importante en esta historia: Boy Staunton ha muerto, ahogado en su coche en el fondo del puerto de Toronto con una piedra en la boca. Si en el primer libro la historia de Boy nos la cuenta su mejor ¿amigo? Dunstan Ramsay, es ahora su hijo David Staunton quien, afectado por la muerte de su padre, acuede a una clínica de psicoanlálisis de Zurich para tratar de revisar su historia y dar solución a muchas interrogantes.
A lo largo de un año de tratamiento con la doctora Von Haller, David hará un feed-back de la historia de su padre y de su propia historia. Análisis que -al margen de algunos conceptos psicoanalíticos junguianos que tal vez espesen por momentos la trama, dará algunas frases verdaderamente antológicas.
Una obra magnífica, con un enfoque y una estructura totalmente diferente a El quinto en discordia, pero íntimamente unida a ésta. Y un escritor extraordinario, que no entiendo como ha podido ser tan tardíamente publicado en castellano. A propósito de Davies, leía en El país que decía Nabokov que el don más importante de un escritor es shamanstvo, una palabra rusa que hace referencia a "la cualidad del encantador". Robertson Davies sin duda iba sobrado.

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