Esto viene a colación del reciente fallecimiento de Chuck Berry. Tan homenajeado y recordado como auténtico pionero del Rock and Roll, a mi me cuesta separar los recuerdos mas próximos en el tiempo, cuando vino a tocar a Buenos Aires el año pasado o el otro, totalmente ido y sin pegarle una nota a la guitarra. Pienso en las críticas impiadosas, y los comentarios sobre que uno de sus hijos/as estaba a cargo de su agenda, y lo hacía tocar en esas condiciones sin importarle el prestigio y hasta la vergüenza con tal de seguir sacándole el jugo. También me acuerdo de uno de mis amigos diciéndome que cada cual cosecha lo que sembró, y que según había leído de diferentes fuentes el amigo Berry era bastante hijo de puta. Pero la muerte redime los pecados, y mas nosotros que él mismo merecemos recordarlo por sus increíbles canciones, el paso de pato y los punteos afilados, que por las inconfesables maldades que parece haber hecho. Es que las estrellas de Rock no deberían envejecer, como no envejecen los superhéroes, ni los personajes de historieta ni los Simpson. Ese es un problema que no tienen los bluseros, que mientras mas viejos mas onda tienen. Nacieron viejos, y uno lo ve (bueno, veía) a BB King sentado tocando con el último aire que le quedaba y decía 'mirá, re-loco el chabón' . El rockero no, aunque tampoco es la solución morir joven, sino preguntale a Hendrix, J. Joplin y Jim Morrison, muy lindo el poster pero no disfrutaste la vida. O Lennon, que tenía 40 que no son tan pocos pero tampoco tantos como para morirse. ¡Menos de un tiro!, no hay edad para eso. Si la vida fuera justa Elvis nunca debió cantar empastillado en Las Vegas. Tampoco Yes, Hawkwind o Styx deberían estar actuando con formaciones indescifrables. El éxito permanente también redime, o el pacto con el diablo, por eso los Rolling Stones todavía zafan ¿Pero hasta cuando podrá Jagger saltar de un lado para el otro como un resorte? McCartney también zafa pero no cuenta porque es de otro planeta. Pero lo primero que se pierde en el Rock es la memoria dice mi amigo Carucha, y dice también que el rockero no tiene edad. Y es cierto. Uno de los mejores trucos es no cambiar nunca el look, como Brian May que siempre tuvo la misma porra y aunque ahora está blanca como el algodón el tipo luce igual que siempre.
¿Tiene sentido hacer esta clase de reflexión en un blog cuya temática abarca especialmente música de la década del '70, cuyos intérpretes tienen hoy no menos de 60 años de edad? Caramba, me vengo acordando tarde, pero igual se sabe que todo lo aquí escrito no debe tomarse muy en serio...