Revista Opinión

Manuel Alegre

Por Eduardogavin
Manuel Alegre
Perdió las elecciones el ínclito Manuel Alegre frente al pazguato Cavaco Silva. Lo que no pasa de una noticia política en el país vecino, que es también mi otro país, es algo que trasciende todo eso.Agradezco que pierda. Porque, aunque me ilusionó hace cinco años, detectaba cada vez más una obsesión por el poder; además su exposición electoral ha servido para delatar a un político profesional, uno de esos psicópatas gubernativos, capaces de traicionar a la madre por un escaño.Sim embargo, esto es injusto para Alegre. Nacido en Águeda, Portugal, estudiante en la mítica Coimbra, veterano forzoso de la Guerra de Ultramar, exiliado en París en los últimos 60, líder del Frente Patriótica de Libertação Nacional, poeta de éxito, autor de canciones, novelista menos importante, político socialista, líder del movimiento ciudadano.Así, se pierde tener la imagen de él como Presidente da República, pero nos evitamos ver la triste figura de un poeta arrastrándose en el fango de la política, mintiendo al país de vez en cuando, abstrayéndose de sus funciones en dependencia de las necesidades del Partido. Partido que poco le apoyó, por otro lado. Todo eso es Alegre. Pero para mí es, sobre todo, poeta. Poeta y autor de canciones, de fados, de lamentos. Uno de los que más me emociona es éste que cantó, en los 60 Adriano Correia de Oliveira (y Amália), también estudiante, fadista y cantautor contestatário conimbrigense. Una canción que es la voz del soldado portugués viendo morir y matar salvajemente en Angola, Mozambique, Guinea Bissau, sufriendo y sabiendo que la miseria, el hambre la ignorancia asolan a la metrópolis. Una canción que es la voz del própio Poeta, en África y que reza así:
Pergunto ao vento que passa Notícias do meu país E o vento cala a desgraça
O vento nada me diz.


Pergunto aos rios que levam
Tanto sonho à flor das águas
E os rios não me sossegam
Levam sonhos deixam mágoas.


Levam sonhos deixam mágoas
Ai rios do meu país
Minha pátria à flor das águas
Para onde vais? Ninguém diz.


Se o verde trevo desfolhas
Pede notícias e diz
Ao trevo de quatro folhas
Que morro por meu país.


Pergunto à gente que passa
por que vai de olhos no chão.
Silêncio — é tudo o que tem
quem vive na servidão.


Vi florir os verdes ramos
direitos e ao céu voltados.
E a quem gosta de ter amos
vi sempre os ombros curvados.


E o vento não me diz nada
ninguém diz nada de novo.
Vi minha pátria pregada
nos braços em cruz do povo.


Vi minha pátria na margem
dos rios que vão pró mar
como quem ama a viagem
mas tem sempre de ficar.


Vi navios a partir
(minha pátria à flor das águas)
vi minha pátria florir
(verdes folhas verdes mágoas).
Há quem te queira ignorada
e fale pátria em teu nome.
Eu vi-te crucificada
nos braços negros da fome.
E o vento não me diz nada
só o silêncio persiste.
Vi minha pátria parada
à beira de um rio triste.
Ninguém diz nada de novo
se notícias vou pedindo
nas mãos vazias do povo
vi minha pátria florindo.
E a noite cresce por dentro
dos homens do meu país.
Peço notícias ao vento
e o vento nada me diz.
Quatro folhas tem o trevo
liberdade quatro sílabas.
Não sabem ler é verdade
aqueles pra quem eu escrevo.
Mas há sempre uma candeia
dentro da própria desgraça
há sempre alguém que semeia
canções no vento que passa.
Mesmo na noite mais triste
em tempo de servidão
há sempre alguém que resiste
há sempre alguém que diz não.
Trova del viento que pasa.


Pregunto al viento que pasa
noticias de mi país
y el viento calla la desgracia,
el viento nada me dice
Pregunto a los ríos que llevan
tanto sueño a flor de las aguas
y los ríos no me sosiegan,
llevan sueños dejan penas.
Llevan sueños dejan penas
ay, ríos de mi país
mi patria, a flor de las aguas
¿Para dónde vas? Nadie dice.
Si el verde trébol deshojas,
pide noticias y di
al trébol de cuatro hojas
que muero por mi país.
Pregunto a la gente que pasa
por qué va mirando al suelo.
Silencio, es todo lo que tiene
quien vive en la servidumbre.
Vi florecer las verdes ramas
directas al cielo volteadas.
Y a quien gusta de tener amos
le vi siempre los hombros encorvados.
Y el viento no me dice nada
nadie dice nada nuevo.
Vi mi patria clavada
en los brazos en cruz del pueblo.
Vi mi patria en el margen
de los ríos que van al mar
como quien ama el viaje
pero tiene siempre que quedarse
Vi navíos partir
(mi patria a flor de las aguas)
vi mi patria florecer
(verdes hojas, verdes penas)
Hay quien te quiere ignorada
y habla, patria, en tu nombre.
Yo te vi crucificada
en los brazos negros del hambre.
Y el viento no me dice nada
sólo el silencio persiste.
Vi mi patria detenida
en la orilla de un río triste.
Nadie dice nada nuevo
si noticias voy pidiendo
en las manos vacías del pueblo
vi mi patria floreciendo.
Y la noche crece por dentro
de los hombres de mi país.
Pido noticias al viento
y el viento nada me dice.
Cuatro hojas tiene el trébol,
libertad, cuatro sílabas.
No saben leer, es verdad,
aquellos para quienes escribo.
Pero hay siempre un candil
dentro de la propia desgracia,
hay siempre alguien que siembra
canciones en el viento que pasa.
Lo mismo en la noche más triste
en tiempos de servidumbre
hay siempre alguien que resiste
hay siempre alguien que dice que no.

Volver a la Portada de Logo Paperblog