Cuatro palabras conforman su lema y describen, casi sin necesidad de mayores explicaciones, la esencia de una competencia que es conocida como la carrera más lenta del mundo: “Vino, deporte, diversión y salud”. De eso se trata el Marathon du Medoc, una prueba que se desarrolla desde hace 29 años en esa pequeña ciudad francesa ubicada al norte de Burdeos y que el próximo sábado 7 de septiembre tendrá una nueva edición.
A diferencia de cualquier otra maratón, la premisa no pasa por completar los 42,195 kilómetros en un buen tiempo. El objetivo de las más de 8.500 personas que participan cada año es disfrutar de la belleza de un trazado con hermosos paisajes y de los 52 castillos vinícolas.
Ubicados cada dos kilómetros, los “chateau” se convierten casi en paradas obligatorias para los corredores, ya que muchos de ellos ofrecen degustaciones gratuitas de los mejores vinos de esa región.
No obstante, las 23 catas de vinos, todas realizadas en copas de cristal, no son el único placer que ofrece este maratón: en cada detención se puede disfrutar de platos típicos de la zona, carnes cocinadas en salsas de vino, quesos y embutidos.
Sin dejar de lado el aspecto saludable que debe tener la competencia, los corredores también tienen a su disposición otro tipo de bebidas, como agua, isotónicos y jugos de fruta para mantenerse hidratados.
Considerada como una de las carreras mejor organizadas del mundo, la Marathon du Medoc también se destaca por poseer un equipo médico muy completo, que cuenta con 300 especialistas y más de 2200 voluntarios. Los responsables de la prueba, inclusive, aseguran que nunca se registraron problemas relacionados con excesos con la bebida.
Origen y reglamento
Cuenta la historia que un grupo de seis amigos se reunió en 1984 y decidió llevar adelante una maratón que rompiera con todos los parámetros conocidos. Y así fue que crearon la Marathon du Medoc, competencia que en su primera edición reunió a 500 atletas y que actualmente, apenas abre su inscripción, suele dejar a muchos en lista de espera.
Si bien no es una condición establecida por reglamento, correr disfrazado es otra de las peculiaridades de esta prueba. De hecho, en 2004, los organizadores pudieron celebrar el vigésimo aniversario de la carrera una forma muy especial: lograron que todos los inscriptos, sin excepción, participaran de la competencia con un disfraz.
Otro dato distintivo de la maratón: el ganador no recibe un premio en dinero sino su peso en botellas de vino. Para el resto de los que cruzan la meta, en tanto, la recompensa es un beso (para los hombres) y una flor (para las mujeres), además de un libro con fotos, un vino y el derecho de acceder a una fiesta que dura hasta la madrugada.
Fuente: deportesterra.com.co