Hablamos de lo que somos y retrocedemos hasta el pasado.
A menudo vemos la marca personal como un conjunto de cualidades y habilidades, de valores y de creencias.
Es cierto, la marca personal se compone de aquello que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida: la educación que hemos recibido, el entorno en el que hemos crecido, y hasta la herencia genética, claro.
Todo ello aflora porque está con nosotros mediante la conciencia propia el autoconocimiento
Sería la esencia de lo que somos, la base de la pirámide, o el poso que llevamos acumulado en el fondo de lo que somos.
Con todo este fondo disponemos de algo que nos define y que en cierto modo influye en lo que podemos pensar o hacer.
Y esto significa algo grande, muy grande; no hay nadie como yo. Soy único, soy diferente. Tengo personalidad propia, tengo valores propios.
Pero una marca personal es también presente.
Y éste viene delimitado y validado por lo que hacemos, a través de nuestra actitud.
Esta actitud es la que nos da la visibilidad, y reúne todas las acciones que realizamos para dar a conocer nuestra marca a los demás, y por lo tanto hacer lo posible para ser asociado a algo: un concepto, un valor, una especialidad. Si no conseguimos trasladar algo diferente, nos diluimos.
Y si conseguimos que esto que trasladamos se encuentre alineado con lo que somos, damos un gran paso: la coherencia. Soy como pienso, actúo como soy, es mi misión.
Pero una marca personal se debe proyectar hacia el futuro.
Porque mantiene aspiraciones, retos y sueños con los que lidiar. El futuro representa la claridad del camino a emprender, la perspectiva de la meta a la que pretendo llegar, mi visión.
Porque cometemos el error de pensar que con mi pasado puedo construir relaciones, sin darnos cuenta que la visión que una persona tiene de otra se proyecta hacia el futuro; qué puedo aportarte, en qué puedes ayudarme, cómo podemos construir un futuro juntos.
Y cuando llegamos aquí llega el tercer elemento clave en el proceso de la marca personal: la confianza.
Así que valores y personalidad son parte de mi pasado.
Mi actitud me da la coherencia en el presente.
Mi visión de futuro me otorga la confianza.
Todo esto, y mucho más, es marca personal. Al fin y al cabo, marca personal eres tú.