Revista Cultura y Ocio

Marea de Rimbaud(s)...Una crónica sobre las marchas estudiantes del Presente!

Publicado el 09 noviembre 2011 por Aquilescuervo
Marea de Rimbaud(s)
por Orson Ascher
Había salido de mi trabajo en la mítica librería de Selinunte en la calle 70 con 7 a las 5:30pm y me disponía a atravesar Bogotá de norte a sur como todos los días, bordeando el contraflujo mortal de mis pesares -buscando llegar además a los Jueves de la Filosofía de la Biblioteca Nacional a escuchar una charla sobre Hegel y Marx- pero una marea de Rimbaud(s) me detuvo a la altura de la calle 45. Un río de antorchas iluminaba el tenue atardecer que hacia el oeste me brindaba sus mejores luces, rojas y violetas, como salidas de un sueño robado a Turner. La selva de cemento se metamorfoseaba en un lago de cronopios. La noche se dirigía a la Plaza de Bolívar donde en el Congreso se pretendía terminar-de-enterrar la educación pública colombiana. Así que me uní al Carnaval y a las comparsas estudiantiles como cuando…29-46-48-54-68-71-89-91… y no paré hasta llegar al centro.
Los cantos, las proclamas y los colores ahora eran distintos, todo marcado por una suerte de re-apropiación de la cultura popular (entre merengues, pullas y sones) y por un espíritu festivo y burlón que los mass-media llaman “vulgaridad y vandalismo”. La carrera séptima dejó de ser por una noche la eterna cicatriz que me acompaña y dio paso a la fórmula Marx-Rimbaud! Caminamos con Jane tomando fotos instantáneas que le regalamos a los mirones y un Golden Age cinematográfico fue marcando nuestros pasos en una película que aún no se ha terminado de filmar. Respirábamos a esa hora un aire chileno, del 73, del ayer y del presente: una chacarera de los Olvidados nos impregnaba, mientras muchos nos saludaban desde las ventanas de las oficinas y otros se escondían tras sus porcentajes como en la canción El muro de Berlín de Sabina. En las calles desfilaban junto a los estudiantes, pensionados y colegiales, aquellos que no pudieron ni podrán estudiar lo que está en sus deseos, si la reforma actual a la Ley 30 pasa y todo por culpa de una educación pensada por tecnócratas sin ilusiones. A esa ahora la Ministra de educación estaría en un cóctel de tenebroso Halloween en alguna Cámara de Comercio cercana, a lo mejor disfrazada de un tal Augusto austral, de donde saca sus ideas. Pero en las calles un movimiento multicolor desafiaba la realidad y mientras en las antesalas de las Rectorías, Mr Mazda y demás, brindaban con whisky con soda (otra vez, por Dios, Sabina!) por un X por ciento que le mendigaban al gobierno-de-todos-los-santos, nosotros veíamos rostros en las aceras que no habíamos visto y otros que habíamos creído olvidar.
De vuelta a casa, con una lluvia ligera, prometimos con Jane disfrazarnos de Marx y Rimbaud en la próxima marcha y sacar un afiche que dijera: “PORQUE NO DEFENDÍ AL CAPITAL SIENDO ABOGADO”, Raúl Gómez Jattin.

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