Hoy, 8 de Abril de 2013, ha fallecido Margaret Thatcher a los 87 años de edad. Y he recordado la película sobre sus once años como Primera Ministra, estrenada en España el 5 de Enero del 2012. En la que la ya anciana expolítica, quien sufría demencia senil, sería la encargada de guiar al espectador por tal etapa, mientras charlaba con el espectro de su difunto y amado esposo. El film mostraba con toda crudeza su deterioro mental, motivo que llevó a sus hijos a declinar participar en los preparativos de la cinta al considerar que vulneraba la dignidad de su madre.
No obstante, si algo hay que resaltar de la exmandataria es que siempre erigió como “leitmotiv” de su vida las ideas. Huyendo del pragmatismo y aferrándose a sus principios. Credo que sanaría al denominado “enfermo de Europa”, liberando a su país de las garras de la dramática crisis que poco a poco lo asfixiaba. La reducción del Estado, la libre empresa, el máximo respeto al individuo, eran el mantra de su filosofía.
Una mujer que supo superarse día a día, que intentó cambiar la historia y dejó su impronta en ella. A quien no le tembló el pulso al adoptar dramáticas decisiones, que aunque en un inicio fueron ampliamente contestadas, a la postre marcaron la senda de la recuperación del Reino Unido. Actualmente estamos inmersos en otro convulso momento para Europa, por lo que bien nos iría analizar su legado en pro de encontrar píldoras que nos sirvan para suministrar a nuestro ahora enfermo. Cuyo diagnóstico no dista demasiado del de antaño.