María Parrilla está en la zona "upper" diagonal, que parece conservarse como en una burbuja donde el boom de aperturas de restaurantes no ha llegado como pasa en la zona más céntrica. No se si será un motivo de precio de metro cuadrado, de moda o de que aún se percibe como una zona solo para pijos. También puede ser que esa misma poca oferta provoque que la gente no pasee por la zona e improvise a la hora de comer o cenar como quizá si haga en el eixample, donde pasar hambre por no encontrar dónde comer es imposible.
Maria Parrilla tiene un nombre curioso y deja clara cuál es su especialidad. La hora del mediodía está concurrida, no olvidemos que también es una zona de oficinas, aunque el público es variado. Encontramos una carta que invita a compartir, con el típico tapeo que puede servir de introducción antes de pedir un plato de su parrilla, en su mayoría de carne. La variedad existe y su oferta está dividida en entrantes, tapas, ensaladas, y carnes, pescados y verduras a la parrilla.
Compartiremos una ensalada y unas patatas bravas de las que habíamos referencias. La ensalada escogida fue la que lleva el mismo nombre que el restaurante: ensalada Maria Parrilla. Muy completa, en la que los ingredientes son sabrosos y saciantes. La componen 7 verdes, foie, manzana, jamón de pato, pasas y nueces. Doce Euros de ensalada, pero sirve tranquilamente de plato único y, según para quién, con un cierto esfuerzo para acabarlo.
Las patatas bravas, como os contaba, las tenía que probar. No fue mala recomendación. En este caso, estaban confitadas, por lo que no eran crujientes. Al ser hechas de esta forma, quedan más aceitosas, pero más sabrosas. La "bravura" le viene de una salsa allioli que, aunque no era de mortero, estaba bastante bien conseguida.
Antes, tomar un steak tartar llevaba un ritual implícito que ya no se utiliza. O puede ser que si y se siga elaborando en sala delante del comensal solo en aquellos restaurantes en los que siempre se ha hecho así. Es decir, el protocolo continúa, pero ante la proliferación de este plato en muchísimos restaurantes, se ha dejado de hacer. Por un lado, es una lástima, pero por otro hay que reconocer que la demanda provocaría cierto colapso de trabajo. En Maria Parrilla ofrecen un steak tartar bien hecho, servido con helado de trufa y bien aderezado, y lo traen hecho de cocina. Si te gusta este plato, es una buena opción. La carne es de primera calidad y la ración completa.
Llegamos a la brasa, no debemos olvidar que estamos en Maria Parrilla. Al ver pluma ibérica en la carta, la elegimos. No es demasiado habitual encontrarla, aunque si más que antes. Una carne muy melosa que es ideal para cocinarla así, dejando que sude toda su grasa en la rejilla. Un trozo de carne generoso y acompañado de patatas fritas que, igual que la ensalada, sería válido como plato único de sobras.
A la hora de los postres no falta ningún clásico, aunque añaden alguno que otro menos conocido. También incorporan dulces populares pero difíciles de encontrar en un restaurante ofrecido en las cartas, como Coca de Llavaneras, buñuelos de viento o tocinillo de cielo.
María Parrilla es un local agradable, decorado siguiendo las últimas tendencias en las que se da toques neoyorquinos y se introducen objetos antiguos en la decoración mezclando estilos y épocas. Es amplio y diáfano y el servicio muy correcto. Sus raciones no son nada tacañas, más bien todo lo contrario.
Un lugar agradable que, aunque no esté en un lugar de paso, hay que tenerlo en cuenta para visitar, sobre todo pensando en su Txuletón de Donosti acompañado de pimientos del piquillo, patatas fritas y lechuga que es para darse un homenaje. Eso será en otra ocasión.
María Parrilla: buena #brasa Upper Diagonal. Click to Tweet