En la pasada edición de la Feria Biocultura de Madrid estuve moderando una jornada de tarde sobre salud mental. En ella tuve la oportunidad de conocer en persona a Marino Pérez, un catedrático de Psicología que ha escrito un libro sobre el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) que os recomiendo, se titula Volviendo a la normalidad.
Durante la ponencia de este especialista, que duró media hora, tuve la oportunidad de tomar algunas notas que luego me sirvieron para entrevistar al conferenciante antes de pasar a la rueda de intervenciones del público. Marino comento que en la sociedad actual hemos puesto muy bajo el umbral de resistencia a las enfermedades. Toleramos menos el dolor y la enfermedad en general.
Con Marino Pérez tras su intervención en Biocultura.
El TDAH se introdujo como patología en la década de los años 80 del siglo pasado. La “legitimación” del mismo se hizo mediante las sucesivas inclusiones del síndrome en la llamada “Biblia de la Psiquiatría”, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM).
Este libro recoge todas las supuestas patologías de origen mental y no ha hecho sino “perfeccionar” el TDAH en sus sucesivas ediciones.
Pérez dio algunas pautas de cómo se fabrica una enfermedad y dijo que la hiperactividad infantil es una enfermedad inventada por la industria farmacética y los intereses comerciales que la rodean. “La industria farmacéutica es la principal beneficiaria del invento del TDAH“, tituló su ponencia, tema que desarrolló con rigor y profundidad.
También explicó cómo se “medicaliza” a la infancia utilizando en propio interés la genómica. En su libro desmonta que el déficit de atención y la hiperactividad tengan “causas genéticas”. No hay marcadores biológicos que demuestren que existe tal síndrome, dijo.
¿Qué es lo “normal”, se preguntó, porque las presiones industriales han conseguido que la hiperactividad se reconozca en la LOMCE (Ley orgánica para la mejora de la calidad educativa) como necesidad específica de apoyo educativo. Existe así oficialidad en el diagnóstico.
Este profesor puso como ejemplo que Shire, uno de los laboratorios que más lobby hace por “sensibilizar” sobre este síndrome haya impulsado el primer Libro blanco del TDAH.
Para el catedrático:
Los problemas de los niños y de los adultos no son enfermedades”.
A su modo de ver, las familias están formadas o “formateadas”, dijo, por los laboratorios interesados en vender medicamentos. Insistió en que en mcuhas ocasiones el diagnóstico de TDAH sirve para que familias y sociedad se libren de sus responsabilidades. Se etiqueta al niño de hiperactivo pero hay casos en los que los propios padres bien podrían estar diagnosticados de lo mismo.
Ello es así por el propio funcionamiento de la sociedad: desestructuración familiar, estrés y ansiedad, trabajo precario y tecnologías que nos llevan a vivir contínuamente acelerados.
Para finalizar adelantó la tendencia en déficit de atención e hiperactividad:
El siguiente paso es conseguir diagnosticar y medicar para ello a los adultos”.