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Mario Alberto Kempes: «No busqué ser la estrella, hice lo que tenía que hacer»

Publicado el 09 mayo 2020 por Trescuatrotres @tres4tres

Mario Alberto Kempes (Bell Ville, Argentina,15 de julio de 1954) está considerado como uno de los mejores jugadores argentinos del S.XX. Campeón del Mundo con Argentina en el Mundial de 1978 siendo el máximo goleador con seis tantos y el mejor jugador del torneo. En su etapa más exitosa en el Valencia CF ganó Recopa y Supercopa de Europa así como la Copa del Rey. Con River Plate ganaría la Liga en 1981.

Apodado "El Matador, Mario Alberto Kempes fue, según como se mire, un delantero atípico o un mediapunta con una capacidad goleadora fuera de lo común. Lo que está claro es que tenía una gran calidad y la habilidad de entender el juego lo que le permitía estar siempre en el sitio adecuado en el momento preciso.

En primer lugar agradecerle la labor que está realizando su fundación en la lucha contra el coronavirus ¿Cómo surgió la idea de crear "Mario Kempes Sport Foundation"?

La idea surge a raíz de que tantos chicos nos llamaban por teléfono y nos escribían pidiendo una ayuda para poder lograr sus objetivos. Después de haberlos ayudado en lo privado decidimos crear una ONG para tener un poco más de posibilidades de seguir ayudándoles. Una vez que se hizo la idea, se habló, se miró como mejor la podíamos encarar y se creó.

Este proyecto va dedicado principalmente a los chicos pero ahora con el tema este del coronavirus estamos dedicando todo aquello que se consigue, que aporta la gente, en ayuda a hospitales que tanto lo necesitan.

En el Valencia de finales de los 70 jugó usted entre otros junto a Tendillo, Solsona, Bonhof o Morena ganando tres títulos. Sin embargo, se les resistió la Liga, ¿qué sucedió para que no pudiesen conquistarla?

El Valencia CF siempre ha tenido grandes jugadores y un buen equipo. Lo que pasa es que se decantó por la Copa pero no porque fuera más fácil o más corta. El equipo era más copero que liguero y de hecho así mismo salió dos veces campeones en los últimos tiempos. Por más que tuviera buenos jugadores los pensamientos que tenían anteriormente eran de que si le ganaban al Real Madrid y al FC Barcelona ya estaba la gente contenta, nosotros nos agarramos por ahí.

¿Piensa que la afición che era más exigente cuando usted era jugador a la de hoy día? En Valencia se recuerda mucho la remontada al FC Barcelona en Copa del Rey en el 79 después de perder 4-1 en el Camp Nou.

La afición del Valencia, como cualquier afición, quiere ver al equipo ganar. A veces cuando las cosas no salen bien sacan las uñas, las garras y los gritos que tienen contenidos y te lo demuestran. Es una de las aficiones que más acompaña al equipo por más que vaya bien o mal, y yo la he visto de las dos maneras.

Con un 4-1 en Barcelona y un 4-0 en Valencia la gente estuvo bien contenta y ese año ganamos la Copa del Rey. Cuando ellos están contentos y vos les demostrás que las cosas pueden ir mejor se van a alegrar. De lo contrario, antes tiraban naranjas y ahora pues te silban y te sacan pañuelos, como siempre.

¿Qué supuso jugar el Mundial de 1978 en casa? ¿El hecho de estar en la dictadura de Videla añadió más presión?

Jugar un Mundial ya es algo extraordinario, jugarlo en casa es dos veces extraordinario. Creo que la presión existe la misma. Vos vestís la camiseta argentina o la de cualquier equipo y lo tenés que brindar todo. En Argentina somos muy futboleros, sabemos hasta donde podemos dar y esa vez creo que intentamos darlo todo y nos salió bien.

En cuanto a la dictadura es mejor olvidarse. Fuimos a jugar al fútbol y demostramos que sabíamos.

Mario Alberto Kempes: «No busqué ser la estrella, hice lo que tenía que hacer»
Mario Alberto Kempes celebra uno de sus dos goles en la final del Mundial de 1978 contra Holanda (fuente: wikipedia)

En el Mundial de 1982 le dio el relevo a un joven del que ya se hablaba mucho: Diego Armando Maradona. ¿Pensó que ese muchacho podía llegar tan lejos como luego lo hizo?

Yo no le di el relevo a nadie, lo que pasa es que yo usé el 10 en Argentina por abecedario y en España también era así. A mí me tocó el 11 pero a Maradona no le tocó el 10 sino a otro compañero y se la dieron. Eso no quiere decir que yo le diera paso para usar el número 10.

De cualquier manera nadie pensó que este chico, que en el 78 había quedado fuera de los 23 que éramos, a los poquitos meses en diciembre salió campeón con Argentina de juveniles y de ahí no paró hasta ser el mejor jugador del mundo.

Usted está considerado como la última gran estrella antes de la irrupción de Diego. ¿Considera que se mitifica excesivamente el Mundial del 86, haciendo de menos al Mundial del 78?

Acá hay una confusión. Yo fui elegido mejor jugador del mundo y ya está. Fui el goleador y campeón del mundo. Después que venga Diego me parece muy bien. Yo no busqué ser la estrella sino que hice lo que tenía que hacer. Después vino Diego, hizo lo que hizo a los ocho años y perfecto pero yo no tengo que se mitifique ni nada por el estilo. Diego hizo lo que tenía que hacer en su momento, yo lo hice antes que Diego y ahora está Messi. Los tres somos argentinos.

En Argentina, a pesar de ser usted un goleador, Griguol le situó en la banda izquierda. ¿Influyó eso luego en su juego?

Es que yo venía de Instituto Atlético Central Córdoba, realmente pocos me conocían y bueno andaba bien, hacía goles, pero pese a haber jugado de nueve en Instituto no era nueve sino mediocampista defensivo. Después pasé un poquito más a la izquierda, fui más ofensivo, hacía goles pero no me destacaba por ser goleador en un comienzo.

Con el pasar de los años en el Bell Ville hacía goles pero cuando llegué a Instituto teníamos un equipo espectacular donde yo solamente tenía que empujarla. Después cuando llegué a Central ya estaba todo ocupado, ya estaban los once y a mí me ponían de poquito y fui dando resultado. Empecé a hacer goles, jugaba bien y eso hizo que primero me pusiera por la izquierda pero cumplía una función muy parecida a jugar de 10 porque subía, bajaba, no tenía inconveniente en ayudar a mis compañeros. Me puso de izquierdo pero como si me hubiera puesto de arquero yo quería jugar nada más.

Dejó el fútbol en 1996 con 42 años tras jugar en el Pelita Jaya de Indonesia, ¿le costó abandonar el deporte que tanto le había dado?

Es como perder el juguete que has tenido de pequeño. No me costó mucho abandonar el fútbol, no me dolió pero la verdad es que dejar de jugar te causa esa costumbre de todos los días después de tantos años, de una rutina. La mañana te levantabas a entrenar...te tienes que acostumbrar después a hacer otra vida totalmente diferente pero creo que lo vivido por mí me ha gustado. Sí, extraño el fútbol pero ahora lo seguimos de afuera.

¿Piensa que la selección Argentina tiene posibilidades de cara al Mundial de Qatar 2022?

Nosotros los argentinos siempre vamos a creer en la selección y siempre vamos a tener esas ganas de volver a gritar el triunfo para ponerle otra estrellita a la camiseta. Seguimos creyendo en la selección, ojalá que crean en ellos mismos.

¿Comprende la presión a la que se somete a Messi cuando juega con la albiceleste?

Aunque Messi juegue en la selección de su barrio siempre va a tener presión, eso no se lo va a sacar nunca de encima. Lo que pasa es que para estos jugadores la presión ya no existe. Quizás en 15 años cuando hizo su primer gol ahí sí que sintió la presión pero después del gol se dijo, bueno esto es lo que mejor sé hacer y lo voy a seguir haciendo, y lo hizo.

¿Podría hacernos un once histórico de Argentina?

Si fuera algo histórico te daría dos onces, el del 78 y el del 86 porque son las que han ganado. Después la historia dirá si podemos sumar otra ahora en Qatar o después, no sé, en Estados Unidos o donde toque otro Mundial. Once no, 23 que son los que componen el grupo son esos dos.


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