Beatriz y yo hemos pasado una noche toledana. La habitación nuestra tiene camas separadas y al poco de acostarnos Beatriz nota algún bichito en la cama. Al dar la luz vemos que son unos bichitos rojos pequeños, quitamos un par de ellos y apagamos la luz. Al poco rato nota alguno más. Al matar uno vemos que sale sangre. Deshacemos la cama y hay un montón de ellos, el suelo parece una carnicería de todos los que matamos. No sabemos de que bichos se tratan pero el ver que tienen sangre nos hace sospechar nada bueno. Parece que ya no queda ninguno así que tratamos de dormir. Al poco rato vuelve a notar. En mi cama parece que no hay ninguno así que decidimos dormir los dos juntos, pero siendo una cama de 80 y con la psicosis de los visitantes de la habitación dormimos bastante mal. Hoy cuando hemos tenido internet hemos verificado de que visitantes teníamos, ni más ni menos que chinches. Casi nos da algo, menos mal que no nos pico ninguno. Cristina y Alfredo no disfrutan como nosotros del safari nocturno.
A las 7:00 horas ha sonado el despertador y el sueño era enorme. A sumar todo lo anterior ha sido que a las 5:00 horas los muyahidines han llamado a la oración y parecía que estuviesen dentro de la habitación. Nos hemos duchado y después de dejar las mochilas preparadas nos hemos bajado a desayunar a un bar que hay enfrente. Nos pedimos unos cruasanes variados, café y tés. Hemos pagado por todo 39,5 Dh.
Subimos al hotel y recogemos las mochilas. No nos cobran nada por las duchas y tampoco decimos nada. Ponemos los cobertores a las mochilas pues está lloviendo. La idea era visitar hoy Rabat e irnos por la mediodía a Meknes o Mequinez pero dada la climatología que tenemos decidimos irnos y dejar Rabat para el último día. Ponemos rumbo a la estación de trenes.
En 10 minutos llegamos, compramos los billetes, segunda clase 65 Dh. por persona. Nos dicen que está a punto de llegar así que bajamos rápido al andén número 2 y a los 5 minutos aparece. El tren es un poco viejuno, conseguimos sentarnos. Cristina y Jorge se pasan casi todo el viaje hablando de fotografía y apps de retoque.
Tras 2 horas a las 11:35 horas llegamos a la estación de trenes de Meknes. Hay que estar al loro porque el tren solo para durante unos 2 minutos y continúa viaje hacia Fez. Al salir de la estación preguntamos por donde se va hacia la medina. Y nos ponemos en camino. Se tarda unos 15-20 minutos en llegar andando. A medio camino preguntamos a un señor, nos dice que le sigamos que él va en esa dirección. Llegamos a la plaza El Hedim que es el centro neurálgico de la medina. Es el equivalente a la plaza Jamaa el Fna de Marraquech.
Meknes es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos. En el siglo XVII Mulay Ismaíl estableció en Meknes la capital de Marruecos, creando las murallas y sus magníficas puertas. Su fallecimiento, en 1727, hizo que la ciudad comenzara su decadencia hasta perder el título de capital poco tiempo después. La llegada de los franceses en el siglo XX hizo que Meknes se recuperara económicamente.
Las 4 ciudades imperiales de Marruecos son Rabat que se la identifica con el color blanco, Meknes con el color verde, Fez con el azul y Marrrakech con el rojo.
Enfrente de la plaza vemos la puerta Bab el-Mansour que comunica con la antigua Ciudad Imperial de Mulay Ismaíl. Su construcción terminó en 1732 y es la más bonita de la medina.
Atravesando la plaza se me acerca un chico ofreciéndonos alojamiento, se llama Mohamed. Le decimos que estamos buscando y nos ofrece un riad. Le digo que estamos buscando algo barato y nos dice lo típico, que nos lleva a uno y que miremos. Yo al principio soy un poco reacio, pues ya sé cómo funcionan, pero bueno a ver qué pasa.
Como sospechaba nos lleva a un riad precioso pero el precio es elevado. El chico del riad que nos atiende nos baja bastante el precio inicial pero aun así sigue siendo caro. Nos pregunta Mohamed que cuanto estamos dispuestos a pagar y le decimos que entre 150 y 200 Dh. por habitación. Nos dice que por ese precio no hay nada. No pasa ni un minuto cuando nos dice que ha llamado a un riad y que nos cobran 350 Dh. por dos habitaciones y tiene wifi. Le decimos que nos lleve a verlo. Callejeamos un poco por los callejones laberínticos de la medina hasta llegar a él. Se llama Riad Om Hani Guest House Maison d'hôte. Está genial, es un riad muy familiar con 4 habitaciones. Una cocina muy chula que podemos utilizar y una terraza en el ático genial. La gente del riad muy amables. Tenemos toallas y papel de wc. Un sitio muy pero que muy recomendable.
Mohamed nos ofrece si queremos un guía bereber que habla español para enseñarnos la medina. Le preguntamos cuanto nos cobra y nos dice que 50 Dh. Le digo que no queremos que nos lleve a ninguna tienda, nos dice que no. Son las 13:30 horas y viendo que está el día muy gris y que a las 18:00 horas empieza a anochecer decidimos ir ya con el guía y comer después para aprovechar a tope. Nos viene a buscar en 5 minutos y Mohamed nos lo presenta, se llama Abdul y anda con un andador, debe tener algún problema de movilidad.
Nos hace un recorrido por la medina auténtica evitando las calles comerciales para los turistas. La medina está compuesta de 45 barrios y cada uno tiene su mezquita, hamman (baños públicos), madraza (escuela coránica) y horno de pan. Cada familia hace las masa de pan, dulces, etc y lo llevan para hornear.
Hay ratos que llueve pero al ser calles estrechas y a veces con artesonados de madera casi no nos mojamos.
Nos enseña casas muy antiguas, lo que más nos llama la atención son las puertas de las casas. Muchas tienen la mano de Fátima grabada en un trabajo de orfebrería.
Las medinas tienen mucho encanto y son difíciles de orientarse, pero no hay cosas mejor que perderse para descubrir el encanto de estos lugares. No es hoy el caso pues Abdul nos va llevando.
Nos enseña los diferentes oficios que aquí se siguen haciendo. Pasamos por el barrio de los orfebres. Vemos como trabajan el cobre.
Vemos también como hacen el damasquino, trabajo de artesanía que consiste en la realización de figuras y dibujos mediante la incrustación de hilos de plata en acero o hierro.
Vemos también varios hornos de pan. Y a la gente yendo a recoger su pan listo para ser comido.
Las chicas entran a un hamman de mujeres. No hay ninguno mixto, a unas horas es para mujeres y a otras para hombres. Vemos también el lugar donde calientan el agua. Suele estar detrás y hay un hombre que con serrín alimenta constantemente un horno.
Estos lugares tienen magia, es como regresar a la edad media. Cruzarte con hombres solitarios que llevan una chilaba con capucha que parecen monjes.
Otro de los oficios que vemos es a los ebanistas trabajando la madera de cedro haciendo verdaderas filigranas. Aquí todo todo se sigue haciendo íntegramente a mano.
Nos lleva también a ver el mercado de segunda mano, ropa y sobre todo objetos de todo tipo. Todos los días hacen subastas donde la gente compra y vende de todo.
Son casi las 5 de la tarde y tenemos bastante hambre. Nos lleva a comer a un garito muy pequeño y familiar, del que ya nos había hablado Mohamed y de hecho él está allí. Se llama Restaurante Aicha. De primero nos sacan sopa de tomate muy especiada. Pica un poco pero está muy buena. Nos sacan para que probemos otra sopa de habas secas trituradas, aceite que está vaya y que se come untando pan. Lo siguiente pastilla, especie de samosa (hojaldre relleno de verduras y pollo) que se unta en azúcar glass y canela, muy ricas. De segundo plato unos tajines de pollo con patatas fritas, berenjena y cebolla. Muy bueno, no dejamos nada. Abdul como con nosotros y le invitamos. De postre unos tés a la menta con unas pastas muy ricas. Pagamos por todo 365 Dh.
A mitad de comida viene un hombre español que se llama Jaime y que lleva varios meses viviendo aquí. Está jubilado y nos ha estado contando muchas cosas. Hemos estado un buen rato charlando con él.
Después nos hemos ido con Abdul que nos ha llevado a una cooperativa de mujeres divorciadas donde venden especias. Hay de todo pero los precios son caros. Es alucinante las pirámides de especias.
Hablando con Abdul de precios nos dice que mañana nos lleva a otro sitio donde los precios son mucho más baratos. Nos lleva hasta el riad y nos despedimos. Mañana el plan es ir con un taxi a recorrer la ciudad imperial de Meknes que es muy grande como para recorrerla a pie, después ir a la ciudad santa de Mulay Idris que está a 28 km. de aquí y de allí a la ciudad romana de Volúbilis a 5 km. Promete ser un día muy completo e interesante.
En el riad está viviendo una chica francesa que habla perfecto español con la que estamos hablando hasta muy tarde. Nos cuenta costumbres y curiosidades de este país. Sigue habiendo mucho machismo. Son muy chivatos, todos hablan de todo el mundo. Tiene una amiga marroquí y se han tenido que inscribir en la policía como amigas oficiales porque si no se piensan que la marroquí se está aprovechando de ella como turista e intentando timarla. Es una forma para evitar que los falsos guías, que hay muchos, se aprovechen de los guiris. De esta manera cuando les para la policía no tengan problemas.
Saludos viajeros.