Revista Ciencia
Terraformar un planeta como Marte plantea ciertos dilemas éticos. Para muchos supone probablemente el que sea el único lugar viable para la creación de un segundo hogar para la humanidad. Otros ven que es un planeta con algunas posibilidades de albergar vida, y ven un caso de introducción de vida terrestre como un desastre.
Pero hay otra opción, si realmente hay vida en Marte, porque en el pasado este planeta tuvo condiciones más benignas con masas de agua liquida y temperaturas más altas, que permitieron el surgimiento de vida, y tras la perdida de habitabilidad de este planeta la vida se fue viendo relegada a nichos marginales más pequeños y ocultos ¿por qué no recrear esas condiciones?
Es decir, terraformemos Marte, para que la vida marciana pueda florecer de nuevo.
Seria el experimento biológico definitivo, ver como una biosfera alienígena evoluciona de forma totalmente independiente.
Obviamente la terraformación se debería llevar a cabo sin que medie ninguna forma de vida terrestre.
Y si no hay vida, probablemente las poblaciones que vivan allí en colonias tipo domo, se cansaran de vivir en una burbuja, y realizaran el proceso de terraformación quieran o no los ajenos a ese planeta.
Por cierto, soy de la opinión de que la terraformación cuando se tenga la posibilidad de hacerla seriamente, se podrá realizar en menos de un siglo.
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