"La función crea el órgano, pero después éste influye con sus formas en la concepción de las cosas. Todo lo que vive conforma el entorno y las ideas con sus peculiaridades, y el ser humano consigue objetos que se parecen a miembros y órganos".
Josep Maria Cadena
Conxita Oliver
En Platja d'Aro, localidad situada en la Costa Brava, se inauguró hace ocho años el Parc dels Estancs (Parque de los Estanques). Se trata de un espacio natural de 150.000 m2. Alberga una balsa de 60.000 metros cúbicos que recoge agua del río Ridaura y de las aguas pluviales.
Sirve de refugio para diferentes especies de aves, de las que se han contabilizado aproximadamente unas 250, entre ellas aves migratorias. Asimismo, mientras se pasea o se circula en bicicleta por el recinto, se pueden contemplar una serie de esculturas al aire libre. Por un lado, son obras permanentes y por el otro son exposiciones temporales, una de cuyas obras pasará a formar parte del propio parque. Entre los artistas presentes destacan las esculturas de Marzo Mart, Emili Armengol, Bonaventura Ansón y Medina-Campeny.
Precisamente ahora se exponen unas veinte piezas del escultor Martí Rom, bajo el título de "Del equilibrio inestable a los guardianes de los sueños".
Martí Rom (Barcelona, 1955) es un artista polifacético, ya que cultiva diversas técnicas y procedimientos creativos. Se formó en la Escuela de Arte Aplicadas y Oficios Artísticos de Barcelona. Sus inicios se centraron en el campo de la fotografía y de los cortometrajes, así como las performances, environnements, happenings y acciones. Posteriormente se interesa por la escultura, la pintura, el dibujo, además de ser promotor cultural y galerista, dirigiendo las galerías Trànsit Art y Espai Blanc de Barcelona durante los años 1995-2001. Su primera exposición individual fue en 1979 en el Taller de Picasso de Barcelona.
Desde siempre se ha sentido identificado con emplear objetos relacionados con el reciclaje, como sus esculturas/objetos ensambladas gracias a la aparición de materiales diversos, como por ejemplo el hierro, la madera, la piedra, el plomo, el aluminio, así como el bronce utilizado en épocas anteriores.
Los recuerdos del pasado y más concretamente los elementos provenientes del campo, se deben a sus estancias en Mont-Roig, pequeña localidad de la comarca del Baix Camp tarraconense, donde pasó largas temporadas en su juventud que le sirvieron de inspiración para crear sus obras, algunas de ellas de marcado contenido social. También alterna la escultura con la pintura y el dibujo, aunque ambas facetas no son tan conocidas para el público.
Su interés por manipular los objetos que va encontrando, recuperándolos y reciclándolos, indica su preocupación por todo lo relacionado con la naturaleza. Esta transformación por elaborar nuevas estructuras, reordenando y reagrupando objetos muy diversos, pero que a su vez desempeñaron una función vital en sus creadores, demuestra el grado de preocupación por mostrar una determinada realidad.
Martí Rom sabe cómo tratar y combinar estos objetos retrouvés del campo, de la calle o de cualquier otro lugar. Para nosotros estos objetos no tienen ningún interés, caso de las maderas, troncos, piedras, metales, herramientas..., pero en cambio para él sí. De unas tenazas, de unos clavos, de unas bisagras o de unas palas surge un ave, un rostro humano o un personaje concreto.
La ironía y la poesía se encuentran presentes en su obra, formando un todo, de la que Conxita Oliver opina que son el "resultado tanto del contrapunto que se establece entre los diferentes materiales en juego, como de la elaboración mental y simbólica que arrastra su iconografía". Por ello el artista desarrolla diferentes temáticas, una parte de ellas desde el terreno socio-político, aunque también el relacionado con la naturaleza.
La verdadera razón de mostrar la escultura no recae en adentrarse en un estilo o material determinado, sino en la idea que hay detrás, en querer representar una manera de pensar diferente, haciendo que el espectador pueda sentir interés por ella.
Del equilibrio inestable a los guardianes de los sueños
La exposición actual en el Parc dels Estanys significa para Martí Rom reencontrarse con la naturaleza, ya que este espacio tan abierto le permite entrar en contacto con ella, sobre todo porque sus obras se avienen perfectamente con el medio natural. Este es el caso de sus esculturas de formato más grande, que deben ir por sus dimensiones, en espacios urbanos Por ello deja estas piezas en el exterior de su taller para que se impregnen de las inclemencias del tiempo, como la lluvia, originándose un proceso de oxidación que crea una patina. Ahora, a través de esta exposición las esculturas pueden convivir en completa armonía en un espacio abierto como es éste.
Las obras que se exhiben están plenamente integradas en el parque, como sí formaran parte de él, como por ejemplo los árboles. El público que las contemple, sea paseando o yendo en bicicleta, dentro de un ambiente silencioso y relajante, sólo roto por el sonido de las aves, se dará cuenta de su enorme creatividad e imaginación, dentro de un estilo que podríamos denominar entre surrealista y abstracto.
Son esculturas de diferentes momentos creativos, siendo las más antiguas dos piezas que forman un solo conjunto, ambas de 1979, como son Gran dona catalana y Gran home català, donde se ven los rostros estilizados de una mujer y de un hombre, en que la idea de movimiento es muy acentuada. En cuanto a las obras más recientes pertenecen al 2008, caso de Equilibri inestable y L'equilibrista, que casualmente también son muy estilizadas y delicadas.
Hay una serie de piezas de finales de los 90 en las que se aprecia la idea de multiplicidad, ya que tienen unas estructuras verticales con formas romboidales y de contenedor, que recuerdan a los ziggurats mesopotámicos o las pirámides. Se trata de El racionalisme (A Sixte Illescas), Gratacels i La gran palmera.
Asimismo, hay un grupo de piezas que forman parte del conjunto Guardians dels somnis (Guardianes de los sueños), todas ellas de dos metros de altura que fueron creadas en 2014, aunque hay una obra anterior del 2005, Gran au rapinyaire (Gran ave rapaz). Para el artista estos guardianes son "una fuerza telúrica desconocida bajo la influencia de la luna, que se agarran a las patas de la cama como una enredadera salvaje, los sueños con colores vivos que brotan del subsuelo...". Estos guardianes de la noche van armados vigilando el espacio de los sueños.
Los personajes que aparecen son: Gran boc (Gran chivo), Gran Capra, Cabrum, Capitost, Primer Guardià, Segon Guardià y Tercer Guardià. Cada uno de ellos cumple una determinada misión, bajo la atenta mirada de Gran au rapinyaire, que espera el momento de atacar y por ende sustraer los sueños de la noche. Todas las esculturas son de metal y están divididas en dos partes: una estructura plana que corresponde al cuerpo del personaje representado y otra que hace referencia al rostro.
En estas esculturas se aprecia su compromiso por enseñar un mundo -el nuestro- lleno de incongruencias y desaciertos de una sociedad complaciente en sí misma y que suele obviar lo que sucede en su entorno más inmediato, que como señala Josep Maria Cadena "las vivencias son fuente de inspiración ". Por ello el artista, gracias principalmente a su trabajo, puede mostrarlas, dejando al descubierto la verdadera razón por la que sigue luchando, como es la búsqueda de un mundo mejor.