Martín Chambi nació en el distrito de Coasa, en la provincia puneña de Carabaya, el 5 de noviembre de 1891. Fue hijo de una modesta familia de agricultores quechuas. Vivió la denominada “época de la reconstrucción”, esa década final del siglo XIX marcada por la inversión del capital extranjero. Los ingleses se establecieron no lejos de Coasa dirigiendo la Santo Domingo Mining Company, dedicada a explotar oro. El padre de Martín fue contratado como obrero en dicha compañía y algún tiempo después, debido a la estrechez económica que aquejaba a la familia, se le uniría Martín. Se puede decir que fue una circunstancia particular la que lo introdujo a la fotografía: los ingleses trajeron la primera cámara fotográfica. Martín se sentirá seducido ante ese raro instrumento, haciéndose amigo del fotógrafo de la empresa, quien le enseñará los rudimentos del oficio y en poco tiempo lo tomaría como asistente. Chambi concebirá el oficio fotográfico como el símbolo y la posibilidad de la autotrascendencia. En 1909 decidió emigrar a la ciudad de Arequipa, donde se las arreglará para colocarse primero como mandadero y luego como aprendiz, sobresaliendo rápidamente por su habilidad en el estudio de Max T. Vargas, el establecimiento fotográfico más prestigioso de la región. Diez años después Martín Chambi saldrá convertido en el señor Chambi, fotógrafo. Por ese entonces conocerá la obra de Rembrandt que le inspirará la utilización del contraste del claroscuro, mereciendo el nombre de “poeta de la luz”. Se casó en Arequipa y tuvo sus primeros hijos en la Ciudad Blanca. El 28 de noviembre de 1917 es el primero en publicar una foto-postal en el Perú. Ese mismo año, en busca de mejoras económicas para él y su familia, partirá para Sicuani donde trabajará en forma independiente.
Víctor Mendivil y el giganteEn 1920 viajó al Cuzco, la vieja capital del imperio incaico, donde tendrá contacto con los indigenistas, gracias a cuya influencia reorientará su actividad de tal modo que un valor intrínseco y un valor comercial tuvieron una incidencia y una capacidad de irradiación sobre el entorno sociocultural. Chambi no sólo retratará su gente y sus costumbres sino que se convertirá en el retratista oficial del Cuzco. Instalará su estudio primero en la calle Santa Teresa y más tarde en la calle Márquez (1925), donde nacería el Instituto Americano de Arte, del cual Chambi sería cofundador (1927-1928). Publicó sus fotos en los diarios La Nación y La Prensa de Argentina. En 1948 Irving Penn alquiló el estudio de Chambi y con él comenzaría el reconocimiento internacional de su obra. Posteriormente, el antropólogo y fotógrafo norteamericano Edward Ranney interesará a la Ertwatch Expedition de los EE.UU. para organizar el viaje al Perú de un grupo de expertos, quienes durante dos meses revisaron y clasificaron las 14 mil placas de vidrio del archivo de Chambi, con la colaboración de Víctor y Julia Chambi, hijos de Martín y también fotógrafos. La investigación y el interés de Ranney concluyeron en una gran muestra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. El 21 de mayo de 1950 un terremoto sacude el Cuzco; Chambi, a sus sesenta años, era una figura familiar que recorría las calles cuzqueñas buscando detalles que su cámara aún no había logrado captar. Luego del terremoto decide retirarse del ejercicio comercial de su oficio, delegando en sus hijos Víctor y Julia la conducción de su estudio situado en la calle Márquez. La pasión de Chambi por las artes lo lleva a fundar la Academia de Artes Plásticas del Cuzco en 1971.
Pese a haberse retirado del ejercicio comercial se distraía haciendo retratos a parejas de casados, niños en su primera comunión y escolares. Una fatal enfer medad lo acosó durante los últimos años de su existencia; sin embargo, en su lecho de enfermo, Chambi se las ingeniaba para fotografiar las piruetas que hacía “Inti”, el cachorro de uno de sus nietos. Falleció en el Cuzco en 1973, a los 82 años de edad. Después de su muerte se valorizó su obra a través de exposiciones a C escala regional, nacional e internacional. En el Perú se le considera el padre de la fotografía nacional por la calidad artística y documental de su obra, a la que el cineasta José Carlos Huayhuaca ha dedicado un libro: Martín Chambi, fotógrafo (1991). Para Liliana Peñaherrera el trabajo fotográfico de Chambi “es un vasto documento para reconstruir la historia del Cuzco. Ahí están los restos arqueológicos incas, la arquitectura colonial, las danzas folklóricas, los paisajes rurales, el trabajo del campo, las bodas de los grandes señores, las fiestas plenas de música y chicha de los campesinos; funerales, retratos de hacendados, de obreros, de indios. Chambi fotografiaba tanto a familias ricas cuzqueñas como a campesinos indígenas, rescatando de estos últimos una imagen que se alejaba del costumbrismo para presentar una imagen más auténtica”.