Karl Marx
Marx rechaza el idealismo de Hegel, por eso su propuesta es “materialista” (porque afirma que hay una prioridad o anterioridad de la “materia” sobre el “espíritu”. Hay que recordar aquí el impacto de la teoría evolutiva de Darwin: la especie humana está en continuidad con las demás especies animales, ha surgido de ellas, etc. Este rechazo del idealismo de Hegel le lleva, además, a negar que la esencia humana sea la autoconciencia: lo que define básicamente a la especie humana es el “trabajo”, el saber técnico, la fabricación y el uso de artefactos, de herramientas, de utensilios; el trabajo, además, es el modo en que la existencia humana se procura su sustento: es pues lo que define la esfera económica de la sociedad. ¿Qué es la historia, entonces? Si la base o infraestructura se encuentra en lo técnico y lo económico, la historia de la humanidad es, en su estrato más profundo, la historia de la sucesión entre distintos “modos de producción” (un modo de producción está integrado por dos factores: unas fuerzas productivas y unas relaciones de producción; por ejemplo, en el modo de producción medieval las fuerzas productivas son las artesanías desplegadas por los gremios y las relaciones de producción se estipulan en el rito del vasallaje y en el pago del diezmo). ¿Dónde está aquí la “dialéctica”? Ésta es, dice Marx, el “motor” de la historia (lo que mueve el cambio de un modo de producción a otro); y ¿en qué consiste ese “motor”? En que entren en “contradicción” las fuerzas de producción con las relaciones de producción (el diagnóstico de la crisis del capitalismo que hizo Marx tiene que ver con esto, con localizar una contradicción o una serie de contradicciones en el seno de este modo de producción propio del mundo moderno), y la llegada del “socialismo” sería la “síntesis” a la que podría llevar la resolución de esas “contradicciones”.
Sobre el materialismo dialéctico
Una cosa más: uno de los principales debates que, con razón, ha suscitado el “materialismo histórico” es el de si no es una especie de “determinismo” que de un modo simplista y mecánico pretende explicarlo “todo” acudiendo a factores económicos. Y este es, ciertamente, uno de los riesgos del marxismo aplicado al campo de las ciencias sociales. Hay aquí un interesante tema sobre el que debatir, pero solo puedo limitarme aquí a señalarlo.