Pido que se me conceda ver un mundo diferente, y tener pensamientos diferentes de aquellos que inventé. El mundo que busco no lo construí yo solo, y los pensamientos que quiero tener no son los míos. L-131. Nadie que se proponga alcanzar la verdad puede fracasar.
En este mismo instante puedes experimentar el Cielo si dejas de darle valor a aquello que no lo tiene y te enfocas en esa puerta en tu mente que permanece abierta.
Pide ser dirigido a esa puerta a medida que descartas uno por uno todo pensamiento mundano y lo reemplazas por tus verdaderos pensamientos.
Esa puerta está a tu alcance hoy.
Detente por un instante y observa el mundo que crees tu hogar.
Desplaza la vista por tu entorno suave y lentamente sin detenerte en nada en concreto.
Escucha los sonidos que te llegan sin aferrarte a ninguno de ellos.
Y reconoce internamente: Este no es mi Hogar.
Hazlo durante unos minutos repitiendo silenciosamente ese reconocimiento.
Céntrate ahora en el cuerpo y nota cualquier sensación. Puede tratarse de un ligero cosquilleo, una sensación o nudo en el estómago, un picazón en los ojos, o tensión en los hombros.
Observa todas esas sensaciones sin hacer nada con ellas. Luego lentamente reconoce: Esto no es lo que soy.
Hazlo durante unos minutos repitiendo silenciosamente ese reconocimiento.
Cierra ahora los ojos y centra la atención en tus pensamientos. Descártalos uno a uno diciendo: no quiero seguir conservando este pensamiento.
Esto no requiere ningún esfuerzo.
Luego suavemente reconoce: Estos no son mis pensamientos Verdaderos.
Hazlo durante unos minutos repitiendo en silencio este reconocimiento.
Abre los ojos y vuelve a centrarte en tu entorno, a escuchar los sonidos que te llegan mientras con calma y con intención dejas que la verdad vaya calando hondo en ti.
Repite: Este no es mi Hogar.
Luego vuelve a la conciencia del cuerpo y toma nota de las sensaciones mientras suave y lentamente repites: Esto no es lo que soy.
Puedes cerrar los ojos si esto te ayuda a ser más consciente de tu sentir.
Una vez más permite que ese pensamiento vaya calando hondo a medida que lo repites lentamente y sin esfuerzo.
Lleva tu atención a tus pensamientos y vuelve a repetir: Estos no son mis pensamientos Verdaderos.
Ahora imagina que estás delante de una puerta que permanece abierta. Al lado de la puerta se encuentra Jesús (o tu maestro interno, puedes utilizar el símbolo que prefieras) que te tiende su mano invitándote a atravesar con Él esa puerta.
Observa como te sonríe mientras te tiende su mano.
Es una invitación cariñosa para que te unas a Él y lo acompañes.
Aproxímate a la puerta con confianza y deja que una sonrisa se dibuje en tu rostro. Cuando lo sientas toma su mano fuerte y segura.
Deja que Él te dirija a través de esa puerta en tu mente mientras escuchas una voz que te susurra: Vamos, es el momento.
Luego simplemente déjate guiar más allá de este mundo de la mano de Jesús.
~ Iciar ❤