[7/10] Los ochenta años de Clint Eastwood le permiten hablar de la muerte y hacerlo con una mirada madura. En “Más allá de la vida” se sirve de tres historias para asomarse al final del túnel y contemplar el miedo, la soledad y la conspiración del silencio ante el tema más humano. En París, Londres o San Francisco vemos cómo una periodista se ha salvado milagrosamente de un tsunami en el sudeste asiático, un niño pierde a su hermano gemelo en un accidente o un médium trata infructuosamente de llevar una vida normal. Son individuos que sufren de cerca la presencia de la muerte y también la ausencia del ser querido, que necesitan aprender a vivir el presente sin miedos ni inseguridades, que buscan respuestas o huyen de la cruda realidad que les ha visitado… porque la vida la ven de otra manera desde entonces.
Un espectacular comienzo con los destrozos del tsunami (impecablemente rodado), una trama familiar con una madre drogadicta y dos pequeños, y un joven sin trabajo que trata de escapar a la maldición de tener un don paranormal… hacen pensar que veremos una película de catástrofes o problemática social o un thriller sobrenatural. Pero a Eastwood le interesa la vida más que la muerte, y el individuo más que la sociedad. Por eso, prefiere centrarse en las necesidades y aspiraciones más profundas del hombre, en sus temores, culpas y preguntas existenciales sin entrar a disquisiciones filosóficas o religiosas, atendiendo únicamente a los naturales deseos de la persona de seguir en contacto con quienes ama… y de paso criticar a tanto charlatán impostor que se ha aprovechado del dolor ajeno. Al final, termina diciéndonos –por medio de George– que él tampoco sabe a dónde se dirigen los muertos y que es un misterio… pero que es preciso vivir intensamente el presente y superar las adversidades con el amor.
Las tres historias tienen en común esa soledad e inquietud en que se quedan sus protagonistas cuando la muerte llega. Sin embargo, cada una avanza por su lado y de manera algo inconexa, la película se ralentiza y pierde vigor en el nudo central, para recuperarlo en el momento en que confluyen las tramas… y darnos una emotiva escena de “lectura” de George con el niño o un final metafórico (y romántico) en que el médium teme que quitarse los guantes traiga la muerte del amor. Con una planificación canónica en que no faltan algunos movimientos de cámara que ascienden al cielo o una fotografía que recoge la indefinición y las nieblas de la laguna Estigia, Eastwood trata de no distraer al espectador (salvo en la referida escena del tsunami) de su propósito de llevarle a cierta reflexión sobre el más allá y sobre el más acá.
Excelentes son las interpretaciones de Matt Damon en un trabajo que evita la exageración a la que invita su extraordinario don, y que logra momentos muy humanos en las clases de cocina con una expresiva Bryce Dallas Howard y mejor aún con el pequeño George McLaren, sorpresa y niño al que seguiremos porque le lloverán los papeles. A pesar de la caída de ritmo y de algún giro artificioso para trenzar unas historias personales no del todo conseguidas (no es el mejor guión de Peter Morgan), estamos ante otro buen trabajo del director de “Gran Torino” o “Million Dollar Baby”, aunque no alcance la altura ni profundidad de éstas. El misterio de la muerte no queda desvelado como tampoco el de la vida, porque el azar está muy presente en el destino de todos y también la libertad para ser uno mismo. Eso sí, parece que lo mejor es no estar solo y no tener miedo a mirar a la muerte… porque al final siempre desaparece la oscuridad, y la vida sigue cuando termina la película y se encienden las luces.
Calificación: 7/10
En las imágenes: Cartel y fotogramas de “Más allá de la vida” – Copyright © 2010 Warner Bros. Pictures, Kennedy/Marshall Company y Malpaso Productions. Distribuida en España por Warner Bros. Pictures International España. Todos los derechos reservados.