Revista Espiritualidad

Más allá de tu nariz.

Por Pablo
Más allá de tu nariz.

"Cuando dos elefantes luchan es la hierba la que sufre"

Y no pierde la razón este proverbio. Quizá nosotros acostumbrados a vivir bajo techo, en una buena familia, con algo que llevarnos a la boca cada día y con la facilidad de obtener agua moviendo una simple palanca, no vemos tan clara la realidad en la que vivimos.

En ningún momento he dicho que nuestra vida sea la más fácil, esta claro que este es un camino con obstáculos, boquetes y dudas pero en el fondo si hemos tenido mucha suerte.
Y no por ello hemos dejado de luchar, ya que cada uno debe enfrentarse a su propia batalla cada día, ya sea por una enfermedad, una mala racha, problemas o cualquier tipo de cosas.
Pero si salimos por un momento de nuestra pompa de cristal, y echamos una mirada ahí fuera, podremos ver la realidad y lo dura que puede llegar a ser la vida.
No quiero que se vayan muy lejos, pensemos primero en lo cercano. Cuantas veces hemos visto a gente sin techo, que duerme en la calle, que no tiene nada de comer, que está solo… Esta es nuestra realidad más cercana, la que nosotros (por desgracia) estamos acostumbrados a ver y que, sin querer, nos hemos hecho inmunes.
Retomando el proverbio que puse al principio. Ahora me gustaría que pensarais mas allá, algo que también estamos acostumbrados a ver en las noticias, las imágenes más duras que nos relatan nuestros reporteros sobre la realidad en la que viven muchos países. Sin ir más lejos, Gaza.
No hace falta preguntar quienes son los que están luchando y quienes son los que están sufriendo, gente indefensa, hombres mujeres y niños que lo único que les diferencia de nosotros es que viven en otro lugar del mundo y que por eso mismo, les ha tocado sufrir la furia y la ira de los grupos terroristas y de los de arriba.
Sí, los de arriba, aquellos que prefieren los intereses económicos antes que a su pueblo, aquellos que sonríen cuando hay unas elecciones y después representan a su propio ego…
Sin irnos tampoco mucho más lejos, ¿Qué recordamos de las Olimpiadas de Pekín?
Mucha gente recordará unos juegos olímpicos inolvidables, con infinidad de fuegos artificiales y unos espectáculos preciosos.
Pero yo no, yo recuerdo un pueblo, un pueblo Tibetano que tras 50 años de represión, se vio con la oportunidad de poder demostrarle al mundo en la circunstancias en las que viven. 50 Años de invasión china, 50 años de sufrimiento, cuando lo único que quieren es poder ser libres.
La libertad...algo que todo ser humano debería poseer.

¿Qué ocurrió?
Un millar de manifestantes quisieron hacer saber al mundo de su situación por medio de las noticias, y el gobierno Chino, además de que tomó duras medidas contra los manifestantes, impidió que los periodistas de muchos países pudieran hacer su trabajo. Impidieron que los periodistas tomaran imágenes de las manifestaciones y solo pudieran transmitir la “buena cara de China”.Hicieron todo lo posible para que no llegara hasta nosotros aquella realidad, porque realmente no les convenía que supiésemos lo que están haciendo, como miles de cosas que pasarán en el mundo y nunca llegaremos a conocer.

No quiero dramatizar con esto, ni pensar que la solución es una anarquía. Tan solo me gustaría que pensarais en quienes sois y que os deis cuenta de que nosotros somos los únicos que podemos mover el mundo.

Nuestra voz es la única que cuenta y es la que tiene que ser escuchada y llevada a todos los rincones del mundo. Nuestra voz deberá ser la voz de todos aquellos que sufren, de todos aquellos que callan por miedo. Quién sino nosotros mismos tenemos la capacidad de encauzar a una civilización corrompida por el dinero.

Tomaos tan solo 5 minutos de vuestro valioso tiempo para pensar en esto, no cuesta nada. En nuestras manos está el futuro del planeta.

Un saludo y gracias a mis lectores.

Pablo Escribano.



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