En mi anterior entrada apuntaba como durante estos primeros días del otoño, en días soleados, podemos ver las últimas poblaciones de varios caballitos del diablo en aguas tranquilas y remansadas. Entre estas poblaciones están, ahora sí, las de la especie Lestes viridis, un precioso odonato de colores verdes cobrizos, tanto las hembras como los machos, sin estar recubierto de azul, como otras especies del género. En reposo, las alas permanecen separadas del cuerpo, estas alas son relativamente pequeñas, hialinas, y presentan el pterostigma de color pardo claro.
Lestes viridis es un caballito del diablo de vuelo tardío, de hecho yo no lo he visto nunca antes del mes de septiembre, aunque aparece en agosto en Asturias, y se distribuye por el centro y sur de Europa. En las pequeñas colonias de la especie, como la que estuve contemplando durante un buen rato, los machos defienden pequeños territorios que dominan desde los posaderos en los que se establecen. De hecho, en esta pequeña colonia todos los individuos que fotografié eran machos, reconocibles por sus apéndices anales situados al final del abdomen.
Estos apéndices le sirven al macho para sujetar a la hembra por la parte anterior de la cabeza durante la cópula, que en estos insectos es muy característica. Aquí se puede ver la primera parte de esta cópula, en la que se puede apreciar, entre otros rasgos de dimorfismo sexual, como el abdomen de la hembra es más grueso que el del macho.
A diferencia de otros odonatos, esta especie no pone los huevos en el agua, sino que la hembra los inserta en pequeños arbolillos de la ribera de los cauces de agua. Por eso estos caballitos viven siempre en riberas con abundante arbolado, donde las puestas pasarán el invierno para eclosionar en cuanto mejore el tiempo.