Poco después me regalaron una colonia con el body milk a juego y fue una sorpresa ver lo que llevaba dibujado.
A principios de este año recibí otra indirecta en forma de regalo: un estuche de sombra de ojos.
La cajita de las sombras de ojos tiene esta tapa.
En febrero vi en una tienda una camiseta romántica y no me resistí a comprarla.En abril, añorando las trufas que suelo comprar en navidad, fui a un supermercado especializado y me encontré con esta encantadora cajita, sorprendentemente la única caja de trufas de todo el establecimiento.En junio, al salir de una librería con mi nueva adquisición, me di cuenta de que dentro del libro me habían puesto una tarjetita. Por un lado tenía una avioneta y por el otro…Y hace un par de semanas, en una tienda de ropa encontré esta preciosa camiseta, me gustó el dibujo de la bicicleta y me la llevé a casa. ¡Ah! Pero al mirarla con más tranquilidad me di cuenta de que habían vuelto a enviarme otra señal, porque en el fondo del dibujo, casi desdibujada en la niebla, me vuelvo a encontrar su silueta férrea y esbelta. Y ahora además, otro mensaje por escrito.Es agradable perderse por el camino adecuado.
¿Seguirá el destino enviándome señales parisinas? ¿Serán casualidades? ¿Me espera algo bueno en París? Esa será otra historia, que quizá se convierta en entrada de este blog a su debido tiempo.