Revista Opinión

Más democracia, sí, más democracia

Publicado el 08 noviembre 2014 por Liberal

Ayer viernes tuve una charla en Madrid con jóvenes de la derecha “liberal” que me conocían. La charla acabó mal y los jóvenes se marcharon porque dijeron que yo iba “rumbo al comunismo”. A lo mejor estaban solicitando su visado para irse a vivir a Miami con la extrema derecha cubana. Cada vez tengo más claro que la “derecha” oficial no quiere tener nada que ver conmigo. Vale. No me importa. Si después de ese terrible encuentro de ayer en el centro de la capital española me hubiese preguntado un periodista sobre qué solución hay a la luz del fracaso del diálogo, les diría que hace falta una “dictadura liberal” y mucha mano dura. ¿Existen mejores alternativas a la democracia? No existen. Pero hasta las democracias más arraigadas están de acuerdo que cuando se acerca un gran conflicto bélico, la democracia tiene que pausar mientras tanto. Tengo la sensación de que la lucha interna entre los liberales españoles va a durar mucho tiempo y van a surgir más conflictos. Para mí ha llegado el momento de poner el aspecto “democrático” en segundo plano, tanto así que estoy contemplando cambiar o endurecer las normas para este blog y así evitar que no quede ni un solo libegal. Si te sientes aludido, respétate a ti mismo y díme que no quieres tener nada que ver ya con este proyecto. Yo no me voy a ofender, te lo aseguro. Quien no tenga genes liberales para el progreso, quien no tenga en su ADN ganas de cambio, ganas de mejorar las condiciones materiales de los seres humanos, de luchar contra la corrupción, contra el libegalismo, contra la guerra económica que nos impone la banca alemana (llámame populista si quieres, pero yo a esto le llamo ser ciudadano informado interesado por mi país), NO TE QUEREMOS AQUÍ NI TE NECESITAMOS. Si lees mi última entrada, te habrás dado cuenta que no hay marcha atrás en esta lucha ideológica para salvaguardar el liberalismo real, el democrático, el de “capitalismo sí, pero no a cualquier precio”, el de “los ciudadanos primero, no los bancos”, el de “derechos y libertades fundamentales” y no el estado de excepción que impone Rajoy a los alrededores de nuestro, SÍ, NUESTRO Congreso de los Diputados. Si por decir esas cosas yo voy “rumbo al comunismo”, entonces bienvenido sea ese comunismo y me alegro que te pongas nervioso – si te pones nervioso es porque no te sientes comprometido e identificado con este liberalismo de progreso que estamos defendiendo aquí.

Esto de “dictadura liberal” me lo han comentado algunos de forma especulativa, tras leer cómo se comportan los libegales. Desde la “crisis” económica europea, todos hemos visto cómo las instituciones europeas se han escudado de la ciudadanía a la hora de tomar decisiones económicas que antiguamente eran debatidas abiertamente en una cámara representativa (en democracias, me refiero). Toda la política económica que nos castiga está en manos de una junta de “expertos” no elegidos – la Comisión europea, el Consejo de ministros, el Banco Central Europeo, el Tribunal Europeo de Justica o incluso otros actores ad hoc dentro del mosaico institucional europeo que no responde ante nadie y que nos obliga a cambiar nuestras constituciones nacionales de un plumazo y sin consulta previa. ¿Eso es democracia? ¡No!

La catástrofe europea es tan grave que ya no hay lugar para “juegos políticos” o “politicización” como dicen los del sistema contra los que levantamos la voz a favor de otra política. “No politicéis la crisis”, dicen. Eso lo dijo un inepto como el payaso portugués José Manuel Barroso y el presidente del consejo con pinta de nazi asesino, Herman Van Rompuy. La democracia les molesta, sobra para ellos.

Es un sentimiento muy arraigada entre la élite que nos controla. Recordad como el famoso Jean Claude Juncker, dijo hace unos años que “la política económica es un tema muy serio. Debemos hablar esto en secreto, en el eurogrupo”. Tristemente, no pocos libegales creen eso y defienden que los bancos centrales deben estar en manos privadas. Tal fue el triste acontecimiento que ocurrió en el foro liberal donde yo participaba mucho en Facebook – Liberalismo, Progreso y Democracia. Estaba claro que lo que defienden ahora es que “la política económica” esté en manos de una élite no elegida y si difieres, te tachan de seguidor de Pablo Iglesias. ¡Pues muy bien! Porque si Iglesias tiene razón en algo, SE LA DARÉ. Eso sí, adelanto que la sensación en la calle es que Iglesias es un “utópico” y que dice cosas muy bonitas pero “infantiles” (y esto me lo han comentado hasta inmigrantes latinos y moros) en bares de Madrid. Es posible que a nivel teórico tenga muchisimo apoyo, pero no a nivel de lo que la gente piensa que es realizable. Todos decian que “en España el capital nunca permitirá socializar tantas cosas” y esa es la verdad, porque queramos o no, estamos en manos del capital privado. Un liberal de verdad debe defender estar en manos de una democracia, no de élites financieras.

Juncker no se daba cuenta que había periodistas presentes. Lejos de disculparse por esas declaraciones fascistoides, dijo: “Estoy preparado para que me insulten por no ser suficientemente democrático, pero quiero ser serio. Apuesto por debates secretos, oscurantistas”.

Es triste y esperpéntico – la política económica se ha globalizado, pero no así la DEMOCRACIA.

Mirad qué sistemas económicos rigen en los países occidentales y veréis un consenso perverso – todas las políticas están limitadas a determinados accionistas, excluyendo así soluciones populares o democráticas. Se favorece lo gradual por encima del dinamismo y lo fresco. Si eres fresco, te tachan de “rojo y radical”. Esta lentitud política no es deseable cuando tenemos amenazas existenciales a la puerta.

Aunque esta entrada la empecé hablando de una dictadura liberal, en realidad pienso que lo que hace falta es más democracia a nivel glibal. El consenso post-democrático y consensuado es una de las principales razones por las cual, por ejemplo, no se ha hecho nada para combatir el cambio climático que tanto odian en concepto los libegales y otra fauna reaccionaria.

Y así pasa también con un modelo global para combatir las enfermedades. El consenso de las empresas farmacéuticas es que éstas deben ser la voz en la mesa de negociaciones y son éstas las que deciden o tienen la última voz y veto sobre el marco regulatorio y cómo combatir las enfermedades (como hemos visto con el Ébola). Hacen lo que les interesa a nivel empresarial, no lo que debe ser para la humanidad. Esto genera pues un clima perverso de incentivos para ellos otorgados por los gobiernos occidentales, entre otros.

Hace unos meses, hablamos por aquí de un economista francés que se llama Tomás Piketty. Él propone un impuesto global sobre la riqueza como solución al terrible y creciente problema de la desigualdad. Si todos los gobiernos del mundo aplicaran ese impuesto, no habría fuga de capitales y trabajos a otros países. Como bien dice el francés, el impuesto debe ser global para evitar competencia entre los estados para ver qué país ofrece los más bajos. NO ES ACEPTABLE ni justo para los países más débiles.

Pero claro, para aplicar esa medida haría falta una democracia real y sólida. ¿Alguien se imagina a las estructuras elitistas actuales aplicando ese modelo cuando precisamente viven de lo contrario, de la desigualdad y quedarse con el 99% de la riqueza? Digo 99% porque es alto, no tengo el número exacto (esto va para los listillos que vengan a decirme “bueno en realidad no es tanto”. Véte a freír espárragos, interesado). Mirad como acabó la propuesta de la tasa Tobin.

Precisamente PODEMOS de Pablo Iglesias lucha contra esta austeridad impuesta a todo el sur de Europa porque han visto (y los ciudadanos cada vez más también) como la política fiscal está fuera del debate político y control democrático.

Ahora mismo se exige un retorno a la soberanía nacional. La globalización actual es antidemocrática en su proceso, así que propongo localismo pequeño. La integración europea es austericida y tecnocrática, así que propongo destruír la Unión Europea o simplemente que España salga de la misma.

Hace falta una democracia transnacional de verdad – a nivel continental y global. Basta ya de esos debates tan “educaditos” en privado y antidemocráticos entre burócratas, diplomáticos y sus “expertos” – hace falta el retorno, quiero ver el reinicio del antagonismo ideológico profundo y robusto, de gobierno por mayorías, de choques radicales entre distintos programas e ideas, lo que algunos politólogos llaman “la lucha descontrolada y abierta en la política”, en democracia.

Aquellos que me dirán que la democracia “global” es una utopía son ignorantes. El gobierno global ya está sobre nosotros y nos controla. Ahora hace falta hacerlo democrático.

La democracia es la hermana de la ciencia. No es una barrera para resolver problemas globlaes. Es, como siempre ha sido, la mejor esperanza para la humanidad.

Por mi parte, a nivel personal yo seguiré defendiendo esto a la par que aplicar más democracia aquí – esto es, endurecer los controles democráticos para que no cuelen ideas libegales y en todo caso si esa es tu intención, serás destapado para que la gente vea de qué vas. Aquí no te vamos a aplaudir la paranoia, las ideas reaccionarias, la caspa, tu apología de la desigualdad y la frivolización de la pobreza infantil. Los que frivolizan con las desgracias materiales del ser humano y colaboran para que sigan disfrutando de sus privilegios a coste de la mayoría deben acabar en un solo sitio – la cárcel.


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