Rajoy y sus ministros, y Rubalcaba y Chacón, deberían estudiar la web de una de las grandes empresas españolas, Inditex, porque es el faro de la transformación de la economía nacional y mundial. Parece que ellos actúan sin tener en cuenta esta realidad.
Desde la apertura de las fronteras financieras y la aparición de internet cualquier empresa puede vender sus productos en la red y tributar muy lejos de donde está su sede fiscal inicial.
Con sólo cuatro años en internet la empresa gallega facturará en la temporada 2011-2012 por esa vía 743 millones de euros, algo más del cinco por ciento de sus ventas totales.
Un porcentaje que crece rápidamente, a pesar de que de momento sólo vende en red en una decena de países, número que irá creciendo paulatinamente.
Y lo que deben discutir los políticos es qué hacer para que estas empresas tributen en su país de origen sin que se vayan a otros más favorables a sus intereses.
Está ocurriendo con Inditex, que declaraba sus ventas por internet en Irlanda porque el impuesto a su actividad a través de su ITX E-Commerce Ireland Limited, en Dublín, es del 12,5 por ciento, mientras que en Arteixo, Coruña, es del 30 por ciento.
La empresa promete tributar en España en 2012, aunque parece que sólo por sus ventas españolas. No tendría por qué hacerlo, porque así pierde dinero.
A España le vendría mejor cobrar ese 12,5 irlandés del mercado internacional que el 30 del nacional.
Ese es el debate no sólo económico, sino político, social e histórico que el PSOE debe plantearse, porque ya no existe lucha de clases, sino de clanes.
El PP parecía tenerlo claro, pero se ha vuelto atrás con su inesperada subida de impuestos.
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SALAS