En estos días hemos participado en Innovaciong, un encuentro, patrocinado por el Ayuntamiento de Málaga, de asociaciones y organizaciones sociales. Más Libros Libres se ha presentado como lo que es: una librería que fomenta la cultura gratuíta y que está despertando un gran entusiasmo en grandes sectores de la ciudad. Dejo aquí el texto que se me encargó como base de la ponencia presentada como presentación de un proyecto que ya lleva muchos meses siendo realidad. Desde aquí les invito a que visiten la página web de la librería (http://maslibroslibres.wordpress.com/) y a que contribuyan con esta labor cultural y solidaria participando como socios del mismo. Aquí el texto:
“Erase una vez una librería…” Así comienzan la mayoría de los cuentos de hadas, esos que los abuelos todavía cuentan a los niños. Cuentos que un su concepción original solían ser crueles, pero que nuestra sociedad ha ido edulcorando, para adaptarlos a nuestra sensibilidad. Pero nosotros no traemos a este foro un cuento de hadas, sino un relato realista, el relato de algo que al principio fue un sueño y que el esfuerzo de un grupo de personas ha convertido en una espléndida realidad.
Más libros libresparte de una sencilla idea de Alberto Medina, que se hizo realidad gracias a sus esfuerzos combinados con los de la Asociación de Vecinos de Cruz de Humilladero y unos pocos voluntarios: fundar un espacio donde los libros estuvieran tan cercanos a la gente, que ésta podría entrar en un local acogedor, pasear entre ellos y llevarlos a casa gratuitamente. ¿En serio, gratuitamente? Sí, y sin compromisos de devolución. Si existe un flechazo entre un futuro lector y un libro, lo mejor es que ambos prueben a convivir juntos en una relación sin fecha de caducidad. No estoy diciendo con esto que Más libros libres se asemeje a una agencia matrimonial, más bien se acercaría a la acertada definición de Ramón Gómez de la Serna: “Una librería es un andamiaje que se adquiere para edificar el futuro.”
Y es del futuro de lo que estamos hablando, sí, en una ciudad con unas aterradoras carencias culturales. Y es bueno que se diga en un foro como éste, de manera contundente y a la vez serena: Málaga necesita urgentemente que las administraciones se impliquen en la vida cultural de los barrios, que apoyen iniciativas como ésta, que hablan de tú a tú al ciudadano e intentan estimular su entusiasmo en el que quizá sea el más extraordinario invento del ser humano: la lectura. Pero Jorge Luis Borges lo expresó mucho mejor hace algunas décadas: “De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria.”
Extender la imaginación y la memoria. ¿Pueden ustedes concebir una ocupación más apasionante? También nuestras maravillosas bibliotecas se ocupan de esta labor desde hace muchos años claro. Pero, como hemos apuntado nosotros favorecemos una relación más duradera entre libro y lector, estimulando en éste un vago sentimiento fetichista de posesión. Porque es bueno que en todos los hogares exista un pequeño espacio dedicado a una humilde biblioteca. Tampoco pretendemos que nadie llegue a los extremos de un visir persa del siglo X, que con el fin de no separarse de su colección de 117.000 volúmenes cuando viajaba, hacía que se los transportaran en una caravana de cuatrocientos camellos adiestrados para marchar en orden alfabético.
“Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”, dejó dicho hace siglos el romano Cicerón. Que los niños crezcan rodeados de libros y se acostumbren desde pequeños a su presencia, estimulando de manera natural su curiosidad, que es la madre del conocimiento. Decía Juan Carlos Onetti, haciendo uso de una fina ironía: “Mala cosa fomentar la afición a la lectura entre los niños. Cuando los jóvenes lectores sean mayores estarán indefensos ante la vida, que es ágrafa, analfabeta y audiovisual.”
Cuánta razón tenía el viejo Onetti. A los voluntarios nos gusta especialmente observar a los niños que entran en la librería tímidamente, de la mano de sus padres y miran fascinados hacia las estanterías dedicadas a la literatura infantil. Contemplar la forja de futuros lectores es la mejor remuneración a nuestro trabajo voluntario. Quien se aficiona desde pequeño a los libros se convertirá luego en un ciudadano crítico, capaz de pensamientos complejos, que no atenderá solo a los seductores requerimientos de los medios audiovisuales, impidiendo así lo que Javier Marías denomina, en un reciente artículo publicado en el diario El País, aletargamiento de las sociedades. La persona que lee habitualmente, difícilmente va a ser engañada por el poder.
En Más libros libresnos mueve el altruismo, pero también la pasión secreta de pasar tardes rodeados de libros, acogiendo la llegada de nuevos volúmenes, despidiendo a otros, a los que el azar ha otorgado un nuevo lector, con el que quizá inicie una relación larga y fructífera. Hablamos aquí de democracia local ¿qué puede ser más democrático que poner los libros a disposición del ciudadano? Colaboramos con bibliotecas, con librerías, con instituciones y con ciudadanos anónimos en esta misión que creemos imprescindible en la sociedad actual. Hacemos un humilde llamamiento a aquellas personas que quieran incorporarse como voluntarios, a aquellos que quieran donar libros (cualquier libro vale, ya que nosotros seguimos a rajatabla esa máxima del sabio Cervantes que dice que “no hay libro tan malo que no contenga algo bueno”), a aquellos que tengan algún local libre y quieran cedérnoslo por un precio simbólico… Pero sobre todo queremos que nos visiten, que nos conozcan, que hablen de nosotros a sus amigos y familiares y estos a su vez también vengan a vernos.
Porque, y esto también es importante decirlo, Más libros libres no se conforma con ser una librería. Es también una asociación cultural que fomenta el contacto entre personas amantes de la letra impresa a través de la organización de clubes de lectura, de talleres de escritura, de conferencias, haciendo acto de presencia en todo tipo de actos, en mercadillos… Llevando los libros a la calle, en suma y haciendo trizas la idea de que la lectura es únicamente un acto individual. Que Málaga se llene de nuevos lectores, que gocen de la experiencia de vivir otras vidas, que sean por unas horas Alonso Quijano, Robinson Crusoe o Madame Bovary. Y al vivir otras vidas y sentir nuevas emociones, que se desarrolle su sentimiento de empatía, algo que es imprescindible para mejorar la cohesión social. Que los libros amortigüen la crisis que estamos padeciendo. Como decía Stendhal: “No hay desgracia en el mundo, por grande que sea, que un libro no ayude a soportar”.
Érase una vez una librería. Se llamaba Más libros libres. Y de este relato, surgieron infinitas historias.