Revista Cine
¡Más madera!: Una noche en Casablanca (Archie L. Mayo, 1946)
Publicado el 01 agosto 2012 por Marinneri
Groucho lo afirmó: “Esta película la hicimos por dinero”, y es tan cierto como que eran cinco hermanos. Habían pasado cinco años del retiro oficial de los Marx, pero los caminos que habían tomado cada uno de ellos fue muy distinto. Harpo se decantó por el teatro, donde habló después de largos años sin articular palabra, Groucho se dedicó a escribir y a participar en diversos programas radiofónicos, y Chico, que se había unido a una orquestra en la que participaba como solista, seguía teniendo problemas de dinero, y fue por ello que los hermanos se unieron de nuevo en esta cinta, además de que el productor independiente David L. Loew casi acosó a los hermanos para que regresaran a la gran pantalla. El gerente del Gran Hotel Casablanca muere asesinado. Es el tercero en los últimos seis meses. Después de algunas deliberaciones, se ofrece el cargo vacante a Ronald Kornblow. En Casablanca es recibido por Corbaccio, un camellero con pretensiones de guardaespaldas, que inmediatamente se pone a su servicio. Kornblow es afectuosamente tratado por el gobernador Galoux y el capitán Brizzard, que esperan que este dure más que los anteriores gerentes. El huésped más bien considerado es el conde Pferman, alias de Heinrich Stubel, un coronel nazi que intenta localizar un conjunto de obras de arte y joyas incautado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, a la vez que intentan deshacerse del nuevo gerente, pero Corbaccio y Rusty, un sirviente de Stubel, intentarán evitarlo. Este fue sin duda el rodaje más duro de los hermanos, agotados anímicamente, y todos ellos rondando los sesenta años, dieron un último sprint para despedirse por segunda vez correctamente, y el resultado final fue una excelente comedia, tal vez más realista y no tan anárquica como las anteriores, pero que cumplió con las expectativas que había sobre ellos. En esta ocasión, la ausencia de Margaret Dumont fue compensada por la presencia, como villano del film, del señor Gottlieb y el doctor Steinberg, el actor alemán Siegfried Rumann, que volvió a crisparse los nervios en compañía de los tres hermanos. Estamos a una brillante sátira de la posguerra en las colonias de los países vencedores, como fue Marruecos, durante muchos años ocupada por los nazis y en ese momento un protectorado francés. Además, y con visión publicitaria, era una parodia del film Casablanca (Michael Curtiz, 1942) de la Warner Bros. Además de este reclamo, también se filtró la noticia que Harpo por fin hablaría, y fue una idea de Loew, que ofreció a Harpo 55.000 dólares extras por decir “¡Asesinato!”, pero el veterano actor se negó.Valoración: 3/5