Hace un par de semanas aproximadamente ingresaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona un niño de seis años diagnosticado con difteria, se trata de una enfermedad causada por el bacilo de Klebs-Löffler, las exotosinas que produce afectan a la nariz, a las amígdalas, a la garganta, a las fibras nerviosas, etc.
La difteria es una enfermedad contagiosa y ataca especialmente a los niños menores de 5 años y mayores de 60 años, siendo en algunos casos mortal. La vacuna contra la difteria está incluida en el calendario sistemático y se recomienda de forma generalizada, se aplica en 6 dosis de las que 3 son de refuerzo, tres se administran en los primeros 6 meses, los refuerzos a los 15-18 meses, a los 4-6 años y la última dosis se recomienda a los 11-12 años.
El caso es que el niño diagnosticado con difteria no había sido vacunado y se confirmaba como el primer caso que se detectaba en España durante los últimos 28 años. Los padres decidieron no vacunarlo en su momento influenciados por el activismo anti-vacunación, conocido como el movimiento antivacunas. Al respecto os recomendamos retomar la lectura de este post sobre los mitos relacionados con las vacunas que no hay que creer.
Pues bien, se han confirmado más casos de niños portadores de la bacteria de la difteria, ocho de los 57 compañeros y amigos del menor que compartieron un campamento son portadores asintomáticos de la bacteria, es decir, portan la bacteria pero al estar vacunados no han sufrido la enfermedad.
De momento no se conoce el foco que infectó al pequeño que se encuentra en estado grave en el Hospital Vall d’Hebrón, aunque podría ser uno de estos niños portadores. El Departamento de Salud ha empezado a tratar a estos menores con penicilina para eliminar la bacteria y evitar posibles contagios en niños o mayores de 60 años que no se hayan vacunado. El Departamento de Salud también ha recomendado a todas aquellas organizaciones que realizan campamentos de verano en la comarca de la Garrotxa (zona en la que vive el niño infectado) que exijan a los padres el carné de vacunaciones para constatar que los niños están vacunados.
Con respecto al niño que sufre difteria, desde hace unos días recibe un tratamiento con medicamentos antitoxina y aunque está grave, se mantiene estable. Lo que nos sorprende es saber que los padres culpen al movimiento antivacunas y se arrepientan de no haber vacunado a su hijo, en nuestra opinión tienen tanta o más culpa que este movimiento, quienes están en contra de las vacunas pueden decir lo que quieran, pero son los padres quienes tienen la última palabra. Simplemente es necesario informarse bien y contrastar datos, existen miles de estudios que demuestran la eficacia de las vacunas, frente a unos pocos estudios, y algunos bastante dudosos, que ponen en tela de juicio la efectividad de la vacunación.
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Más niños portadores de la batería de la difteria