La amistad entre dos individuos heterosexuales de distinto sexo es uno de los grandes misterios de la especie humana. Hablo de amistad pura y dura, de la que no conlleva el famoso derecho a roce.
¿Pueden un hombre y una mujer ser amigos sin que medie atracción sexual y afectiva? ¿Cuándo un hombre trata de empatizar con una hembra siempre busca algo más? A la inversa, por lo que me conozco y por lo que se de mis congéneres, no siempre hay un propósito oculto, una intención subterránea, en nuestro acercamiento a los entes masculinos. Nos gusta tener amigos hombres, porque la mirada que aportan sobre la vida es muy distinta a las de nuestras amigas mujeres. Puede ser una relación sana y muy enriquecedora, aunque en algún momento las fronteras pueden no estar claras.
Conozco gente que tiene entre sus amigos cercanos a algún ex, pero esta opción no hace más que confirmar la premisa del más que amigos, porque el vínculo amoroso si bien muerto, existió. Mirando alrededor me encuentro con que en otros casos la amistad esconde un amor no correspondido por una de las partes. Ni que decir tiene que conocer al ligue de turno de tu aparente amigo o amiga del alma puede desencadenar una gastritis severa, como poco.
Otra variante es la de dos amigos, cada uno de ellos emparejado, entre los que nunca ha habido acercamiento amoroso. Probablemente porque cuando se conocieron ya estaban con sus "medias naranjas", o al menos uno de ellos. Si esas medias naranjas se secaran, probabemente intentarían hacer zumo juntos. Esto es, se decidirían a transitar por los caminos del amor. Por supuesto ellos negarán la mayor y sólo admitirán profesarse un cariño nacido de una sólida amistad, no contaminada por el deseo y la atracción.
Si al fin chica y chico se dan cuenta de que están hechos el uno para el otro, el pánico a hacer naufragar la amistad en pocos casos frena el arrebato amoroso. Con esto de la primavera, me temo que "Love takes over" y en ese caso, lo que toca es jugársela piel contra piel. Suerte a tod@s.