Es más crítica que yo, pero ya saben que yo soy un burgués apoltronado y con el culo gordo y ella es el futuro que necesita esta ciudad. En cualquier caso, y por animar el debate, yo matizaría un par de cosas. Isabel atribuye todo este tinglado a una estrategia para impulsar un modelo de crecimiento basado en grandes fastos culturetas. Que si un megafestival por aquí, que si una ópera por allá, que si una pajilla de Calixtio Bieito por acullá… De haber una estrategia detrás de todo esto -que es mucho suponer-, creo que es electoral y no comercial.
A menos de un año de las elecciones autonómicas y municipales, el PSOE quiere agarrarse a un proyecto que apoye su programa. Si la candidatura supera el primer corte de noviembre (que lo superará, muy mal se tiene que poner la cosa para que no llegue a la fase final, donde sí que es previsible que caiga), Belloch tendrá algo que presentar en la campaña, y algo moderno, buenrollero y muy del gusto del público urbano. De hecho, me apostaría mi ojo bueno a que, cuando pasen las elecciones, esta euforia culturalista se relaja un montón. Pero, mientras tanto, aprovechémonos de la situación: hagámonos un hueco y obliguémosles a aceptar los hechos consumados. Lo que se haga ahora, si nos empeñamos, quedará.