Revista Opinión

Masones… ¿No políticos?

Publicado el 22 abril 2015 por Habitalia
Con mucha frecuencia se formula la pregunta de si la Masonería desarrolla actividades de índole político. Y esto es lo primero que se le ocurre a quien lee en las páginas de la historia, la larga lista de estadistas, reformadores, revolucionarios y patriotas que fueron masones.

La Masonería no es una asociación política ni puede confundir su actividad con la de ningún partido político, pero el masón no debe estar al margen de los grandes problemas políticos del mundo entero. En el seno de la Masonería conviven hombres de diversos partidos democráticos y diversas concepciones de mundo, mientras sean respetuosos y tolerantes.

Generalmente, por ignorancia o mala fe, se asocia a la Masonería en acciones políticas determinadas. En realidad, fue la tarea del hombre masón imbuído de nuestros principios e ideales, quien actuó protagónicamente para promover los grandes movimientos transformadores de la humanidad.

Tanto la Revolución Francesa, como la lucha por la emancipación de los pueblos coloniales de América, hasta la estructura jurídica política de la República que adoptaron todas sus Constituciones, llevan el innegable sello de las ideas y acciones masónicas.

El masón conserva fuera de la Logia toda su libertad de ciudadano y puede dedicar su ardor y entusiasmo al servicio de sus ideales. Los masones como tales, no irrumpimos a la vida pública como institución, sino cuando se hace necesaria nuestra acción conjunta para atemperar los espíritus y fijar la senda del progreso dentro de la fraternidad y convivencia humanas.

Cuando el historiador se acerca al fenómeno sociológico que es la masonería, lo hace con la intención de evaluar la influencia real que esta institución a podido ejercer sobre todo en aquellos acontecimientos que han ido posibilitando la emancipación de los pueblos. Este interés viene inducido por las habladurías que siempre han circulado en torno a nuestra institución, pero hay que decir una vez más y de esto dan fe investigadores como el ilustre profesor Don Leandro Ivarez Rey, y otros como los profesores Gómez Molleda, Pedro Alvarez, Ferrer Benimeli o Juan José Morales Ruiz, que el interes de la masonería no ha sido nunca la actividad política. Lo que preocupa al masón es su formación personal y su compromiso social con los valores de libertad, igualdad, fraternidad y tolerancia que, por ser constitutivos del ser del individuo deben ser también constituyentes esenciales del tejido social.

Quienes piensen que la Masonería es una organización política están equivocados, como suele equivocarse quien examina superficialmente las cosas y no penetra tras las apariencias para aquilatar su verdadero significado.

La Masonería no es desde luego, una actividad política, entendida como una confrontación, con ese lenguaje de amigo / enemigo, nuestro / vuestro que se da en el discurso partidista. La Logia se constituye como un centro de unión, y pretende plantear la reflexión en un nivel más profundo, en el que ya no caben etiquetas ni eslóganes, pero en el que sí se precisa una comunión en los valores que exceden lo político: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Para muchos es pues la Masonería una actividad complementaria de su compromiso político, en su sentido más profundo, en un contexto más libre y menos condicionado por exigencias de inmediatez. No hay, por supuesto, competencia entre partidos y Masonería. La iniciación no se opone a la militancia, aunque necesariamente ha de afectar al estilo y a la calidad de esa militancia haciéndola más consciente.

Pero así como nadie construye una casa para que permanezca deshabitada, ni un barco si nunca ha de navegar, ni se prepara un banquete si nadie ha de comerlo, ni ejercita el atleta sus músculos si no ha de emplearlos, así también, carecería de sentido alguno la actividad masónica del desarollo de las facultades superiores del ser humano, sino desembocara en forma natural y lógica en los múltiples cauces de la actividad social desempeñada por cada uno de sus miembros, dentro de la esfera de influencia personal y como resultado de su iniciativa propia.

Por ello es que, aún no siendo la Masonería una organización política, y ocupándose como lo hace, principalmente de la evolución personal de cada uno de sus miembros, resultaría absurdo que forjase obrero del progreso y heraldos del porvenir y, al mismo tiempo, les prohibiese toda actividad política, ya que en la realización de logros concretos está la justificación histórica de la Institución.

De lo cual resulta que, indivudualmente, los masones sí pueden intervenir activamente en la política de sus países cuando así sus conciencias y aptitudes se lo aconsejan.

Como es históricamente conocido que Hermanos Masones han desempeñado y desempeñan roles políticos importantes en todos los tiempos y en diferentes lugares del mundo. San Martín, O'Higgins, Miranda, Garibali, Bolívar son algunos ejemplos de ello.

También es históricamente conocido que la Masonería por intermedio de sus miembros, ha tenido gran influencia en diferentes tipos de legislaciones en diferentes países relacionados con la libertad de pensamiento, derechos humanos, educación libre, gratuita y laica, seguro social y otras, todos temas que son parte integral de la concepción social y moral masónica.

Es por ello que podemos decir que, la Masonería, tiene la expectativa que sus miembros sean buenos y fieles ciudadanos del país en que residen, que intervengan activamente en la vida social, económica y política comportándose fuera de los muros del Templo, aun con sus contrarios o enemigos, con tolerancia, sabiendo escuchar con paciencia al prójimo y manteniéndose con firmeza fieles a sus principios.

Hay quienes han sostenido que la Revolución Francesa fue obra de la Masonería. Cabe destacar entre que los que sostuvieron esa tesis, al abate Agustín Barruel, con su obra antimasónica " Memoria para servir a la Historia del Jacobismo", refutada por Bernard Fay, otro autor antimasónico, Hoy en día, podemos con claridad decir, que ningún autor serio sostendría esta tesis que no tiene fundamento histórico para ser defendida.

A continuación transcribiré las palabras del Gran Maestro del Gran Oriente de Francia Roger Leray y que son significativas sobre el tema:

" No es la Masonería la que ha hecho la revolución americana contra el imperialismo inglés. Más, los francmasones fueron los actores más determinantes. Washington fué así como fué, por que era francmasón, al igual que Franklin y La Fayette. Toda la geopolítica sudamericana fue diseñada por francmasones. Fue el masón O'Higgins que hizo a Chile. Fue el masón San Martín que hizo la Argentina, como Bolívar fue quien construyó la Gran Colombia y Juárez, el México moderno. Todos fueron francmasones. Estos hombres tradujeron el espíritu masónico en acciones políticas".

Pese a los esfuerzos de quienes en ciertas épocas han pretendido desentenderse del carácter real de la Institución y han hecho esfuerzos por transformarla en bandera política, la Masonería ha conservado, hasta ahora, su verdadera naturaleza de escuela y taller en donde se forja la personalidad y evolucionan las facultades más nobles del hombre. Es un laboratorio en donde se ejercita el análisis y la síntesis de todas las ideas y de todos los nuevos conceptos filosóficos, en el ambiente propicio para el claro y recto pensar, y en donde se funden el crisol del trabajo mancumando y de la lucha constante, los más diversos metales, para obtener la amalgama y la aleación con que se forjan los hombres capaces de dedicar sus vidas al progreso de la humanidad, sin distinción de raza, credo o nacionalidad.

La Masonería nos ha enseñado a luchar primero con nosotros mismos, para limar nuestras asperezas y fortificar nuestros espíritus. Nos ha mostrado el camino de la convivencia fraternal, el respeto muto, la dignidad y el heroísmo.

Ha inflamado nuestros corazones con el amor a nuestros semejantes y la irrevocable indignación contra la injusticia y la tiranía que degradan al hombre y encadenan su pensamiento. Por eso es que en nuestro seno se han gestado tantas iniciativas trascendentales para el adelanto de la humanidad.

Es fruto de mi experiencia, la convicción de que el Iniciado Masón no puede sino adherirse a la democracia política, y al valor de la libertad. La adhesión de la Masonería a la democracia no viene probada sólo por la marcada significación política de muchos de sus miembros a lo largo de la Historia a las diferentes formas históricas de la democracia, sino también como una consecuencia del valor gremial de la fraternidad que acompaña necesariamente la adhesión al " fraternalismo " democrático, es decir a la idea de que, en efecto, como dice Fernando Savater, " nadie nace con púrpura " y que, por la misma razón, nadie está excluido de antemano del mando, siendo esta una posición relativa y no absoluta, dependiente siempre de una forma u otra de consentimiento.

La historia nos enseña que de la Masonería han salido en todos los tiempos, hombres de gran visión, acrisolado altruísmo e inagotable energía que han dado a la humanidad sus más grandes impulsos de progreso. Para descubrir estos nuevos caminos necesitaron nutrirse de la duda filosófica, no de la certeza dogmática, precisaron examinar lo que no es típico, en vez de conformarse con lo usual y corriente. Tuvieron que desechar los cartabones, los textos consagrados y los manuales establecidos, decidiéndose a recorrer sendas supuestamente prohibidas para el pensamiento y aportando las soluciones a los problemas no resueltos. Para esto, dispusieron de una maravillosa facultad: la imaginación creadora.

La Masonería ha sido, a través de los tiempos, unas de las pocas instituciones que han percatado de la importante función que tiene esta imaginación creadora en la evolución de la humanidad, y ha descubierto y aplicado un método sencillo y eficaz para desarrollarla. Por eso ha sido y seguirá siendo un semillero de nuevas ideas y una escuela en la que se forman los hombres que viven y piensan entre el hoy y el mañana.

La Masonería contiene una filosofía educativa propia, basada en el estudio imaginativo y profundo de símbolos y alegorías, que persigue con finalidad el desarrollo del pensamiento propio, original y constructivo, con el resultado de que cada masón palpa pronto los frutos de este perfeccionamiento personal al notar que se ensancha extraordinariamente su manera de ver la vida, se despiertan aptitudes dormidas, y surgen perspectivas de mejoramiento.

Llego a la conclución que la Masonería no puede actuar como una institución política universal debido a la diversidad de ideas políticas de sus integrantes pero sí, a mi entender sería más fructífero que tomara una política de apertura, para así contrarrestar toda la información negativa que circula por internet y en todo tipo de medio de información, ya que de institución secreta poco le queda, y cualquier persona que se interese puede enterarse de ellos. Por lo general la información que con mas facilidad le llega al profano no es la verdadera, a veces haciendo creer que es una secta misteriosa y hasta con fines demoníacos.

Por último creo que el masón como individuo debería intervenir en forma activa en la política de su país, para de esa forma tratar de influir con sus ideales.

Fuente: Logia La Fraternidad nº 62 (Tel-Aiv)


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