Revista Cultura y Ocio

Matando dragones

Por Igork

guerra de las galaxias
¿Cómo le digo a David, que tiene 14 años, que deje de reventar cabezas en la PlayStation y se pille un libro? ¿Y a Laura, que tiene 12, y está loca por la serie de dibujos manga One Piece? Al libro, a este paso, le pasará lo de la iglesia, que es cosa de viejos, de otra generación. Eso en cuanto al futuro. En el presente caen las ventas de libros en picado, las editoriales pequeñas y medianas —incapaces de sufragar los 700.000 euros que vale montar la campaña para un bestseller en España— hacen cola ante los Juzgados para presentar concurso de acreedores y así poder bajar la persiana. No es tanto por la crisis como que hay muchas más opciones que antes para divertirse, que el mundo es cada vez más audiovisual y que, sobre todo, los editores acusan el impacto de los estragos causados por la piratería. También hay que decir que el modelo del negocio editorial era fallido, insostenible, con unos distribuidores que se llevan entre el 30% y el 60% del precio final del libro. Con el pirateo masivo de libros pasará lo que está sucediendo en el cine: menos películas y de menor presupuesto (y deja ya de quejarte de que siempre dan las mismas pelis por la tele). Esto es, novelas escritas en tres meses y de no más de cien páginas. Viva la libertad digital, la libertad en la red y sus beneficiarios: grandes corporaciones a las que tributamos con nuestro tiempo libre y dejándonos llenar la cabeza con información no deseada. Y lo digo por si hay por allí algún pardillo que no se entere de lo que realmente significa libertad 2.0. Ah, sí, hoy es Sant Jordi 2013 o Día del Libro. ¿Qué quería decir? Que los libros son entretenimiento, cierto. Son la gran evasión. Pero la literatura posee una densidad atómica y es más: una vía de conocimiento, luz. La literatura hace que nuestras vidas sean mejores. Por ejemplo, ayer por la noche, un amigo me recordó una cita del gran poeta norteamericano Robert Frost: «En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: sigue adelante». Ruge el viento y los tiempos cambian. Disculpen si lo dejo aquí, los dragones esperan.
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