Revista Ciencia

Matemáticas, filosofía y ¿política?

Publicado el 10 mayo 2012 por Boylucas

Publicado previamente en La Jornada Aguascalientes

A penas voy empezando el tercer capítulo del libro ¿Es Dios un Matemático? y ya Mario Livio me regaló en él material suficiente para analizar un buen rato, pero no puedo más que retomar algunos aspectos que embonan a la perfección en la época electoral en que vivimos.

En el segundo capítulo de su libro Livio retoma algunos aspectos de las Matemáticas y la historia griega, particularmente con Pitágoras y Platón. Para empezar retoma aquello de lo que ya en alguna vez habló la maestra Petra Llamas en este mismo periódico (creo el 25/11/11), son herencia de Pitágoras el trivium y el quadivium siendo este último el que contiene los temas favoritos de los pitagóricos, la geometría, aritmética, astronomía y la música.

Para Pitágoras y sus seguidores el mundo gira en torno a las matemáticas y es que para los pitagóricos dios no era un matemático, sino por el contrario la matemática era dios. Pero me interesa más adentrarme a lo que Livio escribe sobre Platón. Para este filósofo y matemático griego la filosofía no era un  asunto abstracto, separado de la vida cotidiana sino por el contrario debía ser la pauta que las personas siguieran para vivir su vida, reconocer la verdad e incluso hacer política.

Pero quizás más sorprendente es lo que se desprende del texto platónico de La República, donde en su Libro VII Platón a través de Sócrates como protagonista plantea un plan de educación para formar gobernantes en un estado utópico. Si bien es un tanto idealizado e inclusive podría recordarnos a Un Mundo Feliz de Aldous Huxley, el filósofo ateniense proponía que durante la infancia, se les daría a los futuros políticos una formación basada en juegos, viajes y gimnasia. Después de seleccionar a los más prometedores el programa proseguía con diez años de matemáticas, cinco de dialéctica y quince de experiencia práctica, incluyendo mandos de guerra y otros cargos adecuados para la juventud.

¡Vaya, creo que Platón pensaba en grande! Aun recuerdo el infortunado y tal vez esclarecedor incidente de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. Tras aquella “metida de pata” se desplegaron cientos de chistes, algunos de ellos perduran hasta hoy, pero también salieron algunos análisis entorno a ello. Para algunos no era importante si el próximo presidente de nuestro país lee o no, simplemente que sepa ser un buen líder pero me pregunto ¿qué es ser un buen líder?

¿Se puede ser líder sin educación y preparación? Se puede tener el carisma para jalar masas, Fox lo tuvo creo que eso es indudable, pero dista mucho de haber sido el presidente que nuestro país necesitaba. Existen líderes que leen mucho pero no por ello gozaban de las herramientas necesarias para guiar un país, recordemos a José López Portillo quién sin lugar a dudas grabó con fuego la palabra crisis junto al nombre de México. Así pues se necesita un balance adecuado, algo que ya comprendía Platón y aún nuestros “líderes” no logran entender. Es por ello que sus proyectos en educación y ciencia son tan pobres por no decir inexistentes, son simplemente el refrito de cada campaña.

Pero ahora regresemos al libro, retomemos el capítulo primero, donde el autor analiza un problema recurrente y bastante conocido por los matemáticos, por las compañías de mensajería e inclusive por los ingenieros eléctricos y computacionales, el denominado problema del viajero. ¿En qué consiste? ¿Qué tiene que ver con las campañas políticas?

El problema del viajero busca resolver una lista de probabilidades de tal manera que un viajero que empieza su andar en una ciudad “A” y tiene que recorrer N ciudades, lo haga optimizando distancias, evitando lo más posible cruces o regresos a ciudades ya visitadas y con ello optimice recursos.

Los ingenieros electrónicos lo utilizan por ejemplo cuando se programa un taladro láser al diseñar las tarjetas de circuitos, de tal modo que se haga en el mejor tiempo posible y al menor costo.  Las compañías de mensajería buscan alcanzar la perfección planeando lo mejor posible sus rutas, la situación de todos modos no es tan sencilla como parece, menos aún cuando se tienen enfrente varias ciudades o puntos de entrega.

Por ejemplo si una computadora tardara la longitud de cada ruta tan solo un microsegundo, tardaría 3 segundos en resolver un problema que incluyera 10 destinos y hasta 77,147 años en resolver las combinaciones para 20 ciudades. Tan solo con 12 puntos tenemos 479,001,600 combinaciones posibles, lo que en definitiva volvería virtualmente imposible planear una ruta ideal para una compañía de mensajería cuyos puntos de entrega varían día a día e incluso hora a hora y son cientos.

Aún así es posible que un buen equipo de trabajo podría planear con más lógica y sin tanto derroche de dinero las rutas de los presidenciables, estos ahorrarían en combustible, hospedaje, alimentación, etc. inclusive reduciría riesgos de viaje y de salud (que le pregunten a Josefina).

De quienes deberíamos aprender es de las abejas, en un estudio publicado hace 3 años en la revista The American Naturalist, investigadores británicos descubrieron que las abejas tras sobrevolar un área son capaces de planear las rutas más cortas para volar entre las flores y encontrar al finalizar el camino que más eficazmente los regresa a casa. Lo que “no es una proeza trivial si se tiene el cerebro del tamaño de una cabeza de alfiler” como menciona Lars Chittka, investigador de la Escuela Queen Mary de Ciencias Biológicas y Químicas en la Universidad de Londres.

Esperemos que los equipos de campaña tomen conciencia, el derroche de dinero en las campañas da pena y considero que inclusive son antiéticas cuando muchos en el país se encuentran en situaciones precarias, aquí es cuando insisto ¿y la ciencia cuando tendrá cabida en la política mexicana?


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