Materia oscuraBlake Crouck (Trad. de Noemí Risco Mateo)Nocturna EdicionesRústica | 419 páginas | 17€
¿Y si cada decisión que tomarás es mucho más importante de lo que parece? ¿Si cada elección se ramificará como una posible realidad paralela? Estas realidades serían absolutamente infinitas. Tan infinitas como abrumadoras. Millones de posibilidades, millones de Yo que han tomado rumbos diferentes, con mayor o menor éxito en su vida. ¿Qué pasaría si pudiéramos observar todas esas realidades? ¿Nos arrepentiríamos de cosas que no hemos hecho? Mejor o peor, poder observar el resultado de cualquier decisión tomada es un concepto abstracto que impone tanto miedo como respeto. Descubrir que hubieras podido conseguir alguno de tus sueños o metas frustradas solo cambiando alguna decisión, es bastante descorazonador, y no creo que cualquier mente humana pudiera soportar tal dolor.
Esta es una de las reflexiones a la que me ha llevado Materia oscura, de Blake Crouch. La mente detrás de un éxito como Wayward Pines juega en esta ocasión con las posibilidades del experimento del Gato de Schrödinger y el concepto de superposición cuántica. No lo hace de una forma profusa y plenamente científica, si no que con una visión superficial del concepto consigue darle un pequeño giro de tuerca para desatar todo un thriller de ciencia ficción lleno de acción y persecución. Tal ha sido el éxito de la novela que ha sido traducida a 20 idiomas, ha optado a los premios Goodreads, y sus derechos cinematográficos han sido comprados por parte de Sony, incluso antes de haber terminado el manuscrito. Tras leerlo, no me extraña nada. Es más, todo el libro parece concebido prácticamente para ser una película, como el guion de un blockbuster de ciencia ficción.
Foto del LHC de Peter Macdiarmid en el Scienc´s Museum´s de Londres
Jason Dessen es profesor de física en la universidad y padre de familia. Esta felizmente casado con Daniela, una artista prometedora, y tienen un hijo, un adolescente de catorce años. Son una familia feliz. Una noche Jason decide ir a la celebración en honor de un antiguo compañero que ha sido galardonado con un prestigioso premio de astrofísica. No sabe que será la última vez que ponga un pie en su casa. Un hombre oculto tras una máscara de geisha lo conduce a punta de pistola hasta una central eléctrica abandonada, donde le inyecta algo. Al despertarse, unos desconocidos con trajes especiales lo reciben. Pero Jason no sabe dónde se encuentra. Ese no es su mundo. No tiene mujer, su hijo no ha nacido y él ni siquiera es profesor.
Jugar con el thriller, la ciencia ficción y las realidades paralelas siempre es un concepto que apetece leer. Tanto por ver como lo lleva a cabo el autor, por como lo conecta, y ver a sus personajes afrontar las consecuencias que esto conlleva. No es un tema nuevo, eso está claro. El multiverso ha sido explorado por gran cantidad de obras, series y películas, en mayor o menor profundidad, con menor o mayor acierto. A la mente me viene Matrix, Origen, Intellestellar, Coherence y un puñado más. En este caso, Blake se interesa más por hasta que punto somos capaces de llegar por la vida que llegamos a soñar, por aquello que ansiamos con mayor fuerza en nuestro corazón.
Ilustración sobre el Multiverso de Jan Robbe
Se sirve en la novela de dos partes bastante diferenciadas. En la primera, nos vemos dentro de un thriller más convencional y predecible hasta cierto punto. Nos presenta a Jason en profundidad, sus vínculos emocionales, sus propias motivaciones, y esboza a grandes rasgos cual es el funcionamiento de lo que Blake expone como realidades paralelas. No está para nada exenta de acción, las persecuciones y escenas se suceden una detrás de otra, pero es bastante predecible a que punto nos va a llevar. Es en una hipotética segunda mitad donde te deja en pañales. Blake da con la tecla al meter un giro más a la historia, bastante coherente e inesperado. Con él la novela gana fuerza y tensión hasta un final que, aunque cerrado, deja las posibilidades a explorar mucho más.
Uno de los elementos que llama la atención es la forma en que está escrito. Oraciones cortas, con párrafos que casi no tienen más de dos oraciones. Algo que me recordaba a Claire North, pero que no consigue la misma fuerza narrativa que la autora con sus protagonistas. Lo que si crea es un ritmo endiablado para envolver toda una historia de amor dentro de un paquete de thriller y ciencia ficción. Crouch te hace pensar en la familia, en la vida, en el arrepentimiento, en las posibilidades y en que somos parte de una realidad mucho más grande y extraña que somos incapaces de imaginar, por mucho que queramos. Blake construye todo un blockbuster que espero que Sony lleve a buen puerto, ya que puede ser una película bastante entretenida de ver.El giro de esa hipotética segunda parteEl ritmo endiablado de lecturaAlgunas de las reflexiones
Bastante predecible la primera mitad
Creo que Blake Crouch ha diseñado toda su novela pensando directamente en una adaptación al cine, y se nota. No es nada malo, no me entendáis mal, pero la estructura del thriller es manida y un 80% del libro es predecible desde el comienzo. El concepto me parece interesante, el giro de las últimas 100 páginas me ha sorprendido, pero creo que un mayor desarrollo en las consecuencias psicológicas para Jason sería la tecla para rematar la jugada. Una pena, pero aún así, le ha quedado un libro entretenido que se lee en un suspiro.
¡Muchas gracias a Nocturna Ediciones por el ejemplar!