Sí leí el post de María Llopis, y ahora el de Erika Irusta.
Le dejé un comentario a Erika por allí, que ahora maquillo y pongo por aquí como post mío, que de eso se trata la red inter-blogueril :-)
Y a los bebés que los traiga una cigüeña.
Por Ileana Medina HernándezA la Gimeno la va la marcha y pone un título como "discurso antimaternal" así en negativo, no sé si por torpe, por negativa, por irreverente, por inteligente, o porque atrae lectoras cada vez que toca esta tecla. Porque le da la gana en última instancia. A mí me parece poco útil declararme anti-la forma de nacer que tenemos todos los humanos, pero bueno, es una opinión.
Esto ya lo hizo Simone de Beauvoir hace 65 años. La Beauvoir incluyó en su famoso libro El Segundo Sexo, varios testimonios de mujeres a las que no les iba bien con su maternidad, pretendiendo demostrar con eso que la maternidad es un 'constructo cultural' y que hay muchas formas de vivirla. Es lo que viene ahora a decir de nuevo la Badinter, y también la Gimeno. Y muchas feministas de ese corte.
Y sí, claro que hay millones de mujeres a las que no les va bien la maternidad, y hay tantas maneras de vivirla como mujeres hay. Pero sinceramente, a mí eso me parece una obviedad. (Hay millones de mujeres a las que no nos va bien con las parejas, con la salud, con la alimentación, con el deporte, con las matemáticas, en fin.... y no por eso escribimos discursos anti-matemáticas, anti-deportes, etc...) Incluso las que somos madres deseantes y en general lo disfrutamos, también sufrimos a veces sentimientos encontrados, días malos, y defectos o carencias enormes como madres, lo cual es otra obviedad.
Pero esta es una discusión que no se agota, porque muchas mujeres se sienten mal cuando leen/escuchan discursos positivos sobre la maternidad, que ya no son, ni de lejos, el discurso tradicional católico de la madre "buena" ni "virgen", y que a veces son mucho más subversivos que la "antimaternidad".
Por qué nos escuece tanto, de un lado o de otro, es lo que deberíamos revisar.
En primer lugar, porque el tema de la maternidad, mal que nos pese, tiene una importancia tremenda para la mayoría de nosotras (de un lado o de otro) y para la sociedad en su conjunto, más que los deportes o las matemáticas. Las pasiones que levanta son la mejor evidencia.
Y por otro, porque me huele que estamos disfrazando (unas y otras, no digo que yo no) de discursos teóricos, políticos os o científicos, lo que no es más que dolor personal. Dejar de echar balones fuera, y de echarle la culpa a las feministas, a la iglesia, a los psicoanalistas, a las lactivistas o a la-madre-de-los-tomates de aquello que nos acontece, y madurar de una vez, es fundamental.
Desde el dolor personal está escrito si no todo, buena parte de toda la producción intelectual y artística de la humanidad. Desde Sócrates hasta Kierkegaard, Sartre o Foucault, quizás la filosofía no sea en el fondo más que una manera de canalizar heridas emocionales.
Cuando el trauma individual o colectivo se usa para echar luz sobre lo que nos pasa, bienvenido. Toda la grandiosidad de la buena literatura, del buen arte o de la buena filosofía...radica justo ahí. Malo es sin embargo, cuando usamos la ciencia, la filosofía, el periodismo o la literatura, para disfrazar lo que nos pasa, miles de libros y libros tratando de aparentar que se trata de otra cosa, de algo que ocurre allá afuera. Ahí malgastamos recursos y energía.
Al final se trata de que cada una con su vida haga lo que quiera, y que lo haga sin joder ni descalificar a las demás, y en el mejor de los casos, si además se escribe sobre ello, que se haga desde la honestidad intelectual.
Personalmente, pienso que esta sociedad del consumo y de la productividad pone mucho más fácil no ser madre que serlo y ejercerlo. Pero por lo visto, las no madres se encuentran también con obstáculos.
Yo veo mucho más fácil no hacerle caso a la vecina impertinente que te pregunta ¿"y para cuando los niños?" que tener que hacer malabares para salir a trabajar a las 6 de la mañana, por un sueldo de 700 euros, dejando a tu hijo de 4 meses, a través de una nevada, en una guardería atestada de niños que lloran con una sola cuidadora.
También me parece más preocupante desde el punto de vista colectivo, social, qué hacemos con los niños que ya han venido, que ya están, y que son el presente y el futuro de la humanidad. Cada una a nivel personal ha de ser libre para hacer lo que quiera, la libertad es algo que se conquista interiormente. Ahora bien, las políticas sociales, si las hay, tienen un principal deber: el de proteger a la maternidad y a la infancia.
Pero en fin, cada una tiene sus preocupaciones, todas igual de legítimas.