Revista Coaching

Matrimonio sabático

Por Soniavaliente @soniavaliente_

Es muy común entre los estudiantes norteamericanos tomarse un año sabático antes de entrar en la universidad. De hecho, desde 2012, instituciones como Harvard, Princeton o el MIT están adoptando políticas flexibles en el aplazamiento de la matrícula. Cada vez es más habitual que, una vez admitidos y sabedores que un futuro refulgente les espera, los estudiantes decidan tomarse un gap year, un año sabático. De estudio, dice.

Algunos deciden viajar y conocer Europa, realizar un voluntariado en el tercer mundo o trabajar en un hospital para saber cómo es la vida real. Tener una mente abierta, vídida y vivida, aderezada de un título de la Ivy League, garantiza una vida equiparable a la de cualquier protagonista de Gossip Girl.

Pues bien. Cuando ya se había familiarizado con el concepto, ahora llega pisando fuerte una nueva tendencia, el marriage sabbatical, tomarse un tiempo libre del matrimonio. No, no se sonrían. Como tienen la mente sucia, ya se están imaginando una peli de Pajares y Esteso, en plan “Caray con el divorcio” donde cada cual hace su capa un sayo. Con suecas a ser posible. No.

Matrimonio sabático

Una pareja reflexionando sobre sus respectivos matrimonios en su 'marriage sabbatical"

Se supone que ese tiempo de distancia es el que el camino que le lleva a uno de vuelta a casa después de haber tenido su propio espacio para meditar: sin niños, facturas ni malas caras.  Ya.  A ella tampoco la convencen. Un respiro en una relación, es la antesala del precipicio.

Hace por lo menos 15 años, una amiga suya, toda una visionaria, afirmaba entre risas que iba a patentar la solución a todos los males maritales: el bonocuerno. Una especie de válvula de presión emocional y carnal.

Oficialmente, la moral judeocristiana jamás lo aceptaría. Oficiosamente, XL se llena cada noche de mini matrimonios sabáticos, una pausa mágica que se rompe con el primer rayo del amanecer.


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