Mayo es el mes de las flores. Así que, como no podía ser de otra manera, queremos dedicarle una entrada a este ingrediente que se puede usar de distintas maneras en nuestras recetas. Cada flor tiene un sabor característico que aporta matices muy interesantes a nuestras creaciones. Por eso hemos seleccionado algunos productos de nuestra web para que podáis conocer mejor sus cualidades.
¿Preparados? Allá vamos.
Capuchina fresca
Empezamos con la capuchina, una flor fresca que, gracias a los
kits de Life in a Bag, la podremos tener
en nuestra propia casa y llevarla desde la maceta hasta nuestro plato. Esta flor se puede ingerir tanto
cruda como encurtida y tiene un color muy llamativo. Podéis plantarla en vuestra terraza y cuidarla con mimo para que dé sus frutos. El kit viene con sustrato, bolitas de arcilla de drenaje y un sobrecito con las semillas.
¿Qué recetas se os ocurren?
Flor de Hibiscus
También conocida como
flor de Jamaica. Lo que se usa de esta flor son
sus pétalos, que normalmente forman parte de infusiones, que se suelen tomar frías. Los pétalos se cortan y se deshidratan. Para hacer la infusión deben cocer en agua hirviendo durante varios minutos. Tras colarlo se sirve en un vaso, se le agrega azúcar y se deja enfriar a temperatura ambiente. Su gusto sorprende porque
combina el dulce con lo agrio. ¡Ah! Y
no tiene teína por lo que es apta para todas las edades.
Agua de Rosas
Este ingrediente está muy extendido en la cocina árabe, india y de Oriente Medio. Sirve para
aromatizar numerosos postres y también bebidas. Se obtiene a partir de
pétalos de rosa y se consigue a través de diferentes procesos. El más sencillo es a través de
una infusión, hecha con los pétalos y agua caliente (sin hervir). Tiene que estar unos 30 minutos. Después sólo hay que filtrar el agua y se tendrá agua de rosas, lista para el consumo. ¿Dónde usarlo? La lista es larga:
bizcochos, helados, flanes, gelatinas…
Semillas de Amapola
Otra manera de aromatizar y darle un toque fresco de flor a las recetas a través de
las semillas. Una muy conocida es la semilla de la amapola. Es muy pequeña, pero su sabor no está influido por su tamaño. Se suele colocar
encima de panes o bizcochos, porque además de gusto, aporta una
textura muy agradable. En otras partes del mundo, como en La India, se mezcla con la harina para hacer panes y tortitas.
Aceite esencial de lavanda
No hay que olvidar a los
aceites cuando hablamos de flores en la cocina. Y es que éstos son una fuente de sabor que se puede añadir fácilmente a nuestras creaciones. Uno de ellos es, por ejemplo, este a
ceite esencial de lavanda. Se consigue tras haber
destilado las flores al vapor. En este caso es un aceite de calidad alimentaria y de producción biológica, certificado por el Comité de Agricultura Ecológica de Madrid. Lo podéis añadir a vuestros
helados.